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Carmen Castelo

Las Zarabandas de García Martínez

Tertulianos a sueldo

García Martínez – 24 septiembre 2005

Las tertulias de los tertulianos, lo mismo en radio que en televisión, pueden gustar a más o menos gente. Eso ya depende del talante -¿ay!- del personal al que van dirigidas.
Servidor, por ejemplo, las sigue.
-¿Y a mí qué?
¿Hombre, tampoco es eso! Se escucha a un muerto, ¿no? Desde luego, cuando el lector se levanta de malas, es terrible.
Digo que las sigo y que, por lo general, me entretienen. Lo que ocurre es que, en ocasiones, se parecen mucho al falso contraste de pareceres de cuando Franco. El contraste consistía en que, en fondo, todos teníamos que decir lo mismo: aquello que le convenía al régimen.
Al tertuliano se le supone una cierta objetividad. Es cierto que cada uno de ellos opina según su leal saber y entender. Incluso según sean sus inclinaciones políticas. De esa forma se ofrece a la gente la posibilidad de ver y escuchar opiniones diferentes, que se correspondan con el espectro político del país.
Lo malo es que algunos tertulianos están viciados. En el sentido de que adolecen de ese vicio nefando y nefasto que es defender siempre y a ultranza, contra viento y marea, las opciones de un partido concreto.
Algunos, los más listos, disimulan. Pero a otros se les ve el plumero. Y son estos últimos los que convierten la tertulia en un corral de gallinas, empecinados en defender hasta el no va más la doctrina del partido que tienen detrás.
Ante cualquier asunto que se ponga encima de la mesa, nosotros ya sabemos de antemano cómo opinará cada tertuliano. Y con qué desmesurado fervor. Eso le quita interés a la tertulia. Los pequeños mítines empecinados en los que se convierte, la echan a perder. Algunos intervinientes no sólo se mojan, sino que se bañan en parcialidad partidista. Hasta el punto de agarrar unos cabreos de mucha consideración.
Como, así exaltados, hablan unos encima de otros, la algarabía que se forma incluso perturba la relativa paz del hogar. Y, oiga, estas son ya palabras mayores. De ahí a la violencia doméstica sólo hay un paso.
Alguno tertulianos son como ubicuos. Andan de una emisora a otra, como esas animadoras, por así llamarlas, que van de boîte en boîte -en la madrugada de la gran ciudad- para repetir su actuación hasta que Dios amanece.

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Sobre el autor

Esta página contiene las Zarabandas publicadas en el diario La Verdad desde 1964 a 2005. Es una de las propuestas que surgió como consecuencia del trabajo de investigación que dio lugar a la tesis doctoral 'Análisis e interpretación de la columna de opinión en la obra periodística del murciano José García Martínez', que defendí en 2015 en la Universidad de Murcia y que obtuvo la calificación de 'Sobresaliente Cum Laude". La tesis analiza 300 columnas de opinión de García Martínez, publicadas entre los años 1975 y 2010, para identificar las particularidades y características en cuanto a temas, enfoque, estructura y lenguaje. http://www.tdx.cat/handle/10803/300306


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