García Martínez – 22 septiembre 2005
Ahora que los políticos de Valencia han puesto la pica en Flandes de redactar un estatuto integrador, los ciudadanos discuten en las radios si es bueno que las tres provincias juntas se llamen País Valenciano.
-Por mí, como si se operan.
Bueno, vale, pero a donde yo quiero llegar es a plantear el mismo negocio con respecto a Murcia. País Valenciano está bien traído y suena igualmente bien. País Murciano, sin embargo, no sé. No acabo de verlo. Siento un rechazo que me viene de dentro, digo de las entrañas, de una forma compulsiva.
-¿Mande?
Compulsiva, coño. Un rechazo que no es hijo de una reflexión.
Me creo que eso se debe a que aquí en Murcia, más que de país, habría que hablar de países. Entre nosotros, no ya cada comarca, sino que cada pueblo es un país aislado. Las circunstancias históricas, como ser esta una zona fronteriza -cuando las luchas entre moros y cristianos-, llevaron a que cada núcleo urbano se las apañase a sus chanchas marranchas.
Cuando aparecían las hordas, los paisanos del lugar se apiñaban en su castillo con su señor y se las arreglaban ellos solos como podían. Ahí tenemos, por no ir más lejos, los Caballos del Vino, de Caravaca. Ese sálvese quien pueda -pues nadie acudía de fuera a echar una mano- marcó a unas poblaciones que se mantuvieron recogidas en ellas mismas. Y de ahí surgió un individualismo feroz, que se mantiene vivo en nuestros días.
-Lo veo a usted algo pedante.
Ahora que lo dice, quizás sí. En fin. No hay un País Murciano, sino cuarenta y cinco, justo los municipios que ahora forman la provincia. De ahí la importancia de la Gala de la Región de Ruiz Vivo. Por una noche se canta la idea regional unitaria desde un pueblo diferente. Y lo mismo digo de los intentos de componer un himno integrador.
Ahora, cada cual entona su propio himno. Y no es cosa de hacer regional o comunitario el de Murcia, que dice: «Murcia, la patria bella, de la huerta sultana». Un cartagenero no lo cantaría como suyo ni mediante tortura. Tampoco uno de Yecla o de Moratalla o de San Pedro del Pinatar.
Pero no pudo ser. La Asamblea Regional lo intentó. Y no parece que le queden ánimos para intentarlo de nuevo