García Martínez – 16 septiembre 2005
Me temo que hay demasiada hipocresía en el mundo. Y demasiado cinismo, ¿hombre, por favor! No me refiero al lector, pues no soy tan tonto, sino a quienes nos manejan desde las altas esferas. Porque nadie me negará que nos manejan -y bien manejados- desde las altas esferas. Aunque, muchas veces, nosotros no nos demos ni cuenta, pues el Diablo actúa sutil y sigilosamente.
Estamos todos (o casi todos) dale que te pego, un día sí y el otro también, interpretando la cantinela de que hay que dejar de fumar. Los que más follón dan son los del Gobierno. Ponen anuncios en la tele, te meten miedo rotulando en los envoltorios que el tabaco mata, prohíben que se fume aquí y allá… Excelente. No seré yo, tocado como estoy por la mala salud del crónico, quien critique esas medidas. Para eso están los de las asociaciones para la defensa del fumete, o como se llamen. Porque en este mundo traidor hay de todo.
Ahora bien, no me vengan los gobiernos reprimiendo por un lado y respaldando por el otro. Debe de ser que, como los impuestos que soporta el fumador por el hecho de fumar son tremendos, el gobernante juega a todas las cartas. Por aquí prohíbo, por acá trinco. Si los conoceré yo…
Me duele, aunque dentro de un orden, que quienes mandan insistan en lo que voy a denunciar con toda la fuerza de mis pulmones de viejo fumador.
-¿Viejo, dice? ¿Acaso no se fuma usted ahora algún purillo que otro?
Bueno, sí. Pero eso es porque me obliga el ciudadano Angosto ese de la Asamblea. En los debates de nuestros diputados, o te fumas un cigarro, o te acaban dando el Señor. Las como son.
Lo que denuncio, ya digo, es que en las cajetillas del tabaco figure nada menos que el escudo constitucional de España. ¿No se ha dado cuenta el lector? En la parte de arriba hay un precinto sobre el que aparece el escudo. Justo encima de un letrero que dice: «Impuesto sobre las labores del tabaco». ¿A qué conduce esto? Pues a que mucha gente fume, no porque le gusta, sino por patriotismo.
Quieras que no, en este país todavía quedamos algunos patriotas. Aunque las apariencias digan o supongan lo contrario. ¿Borren ese emblema de los paquetes! ¿Pero ya mismo!