García Martínez – 03 septiembre 2005
Al pueblo conviene tenerlo entretenido. Más que nada para la buena marcha. La del pueblo y la de quienes lo manejan.
Entre estos últimos figuran también -en pie de igualdad, no se vaya usted a creer- personajes como Florentino Pérez, que entretiene al pueblo más y mejor que otros que presumen de poderlo todo. Hablo de Rajoy y de Zapatero…
-Coloque primero a Zapatero, si es tan amable -interviene uno del PSOE.
Vale, hombre. No hay problema. Entienden ellos que, de cuando en cuando, al pueblo hay que ponerle una zanahoria nueva. El imperio romano se vino abajo porque los emperadores siempre le daban a la afición más de lo mismo. O sea, leones comiendo cristianos.
Hoy en día lo que hace el poderoso es cambiar la programación de cuando en cuando. En este inicio de curso toca Robinho. Si antes fue Ronaldo, ahora es Robinho. El mérito hay que atribuirlo a Florentino, pero no a Zapatero, ni a Rajoy. Ninguno de estos dos -y mira que lo intentan- consigue entusiasmar al público, de modo que el vivir le sea más llevadero.
-Hombre. Esto último de subir los impuestos para pagar la Sanidad…
No está mal, desde luego. Pero el resultado es malo. Lo de Robinho mantiene distraído al ciudadano, pero sin procurarle disgusto. Lo de Zapatero con sus gabelas, a lo primero entretiene, pero, mucho más que entretener, lo que hace es que cabrea.
A lo largo de los meses, ambos dirigentes políticos se vienen largando mil perrerías y se dan tortas entre ellos, con tal de que los de a pie les prestemos atención y, si fuera posible, les diésemos el voto en las próximas. Pero esas no son maneras. Cansan, aburren y, a lo último, sus peleas, tan sin fuste, se vuelven contra ellos.
De manera que no es que la gente se olvide de la política, sino que esta política concreta no le aporta distracción, ni tema de charla que dure más de un día. Lo de Florentino, en cambio, es de quitarse el sombrero. Y comoquiera que Rajoy y Zapatero se ponen tan insoportables, Florentino incluso se permite rizar el rizo. Y a lo de Robinho -aun siendo un tema para años- le suma lo de Sergio Ramos. Y ya entonces, para qué contarle a usted.
-No me diga más