García Martínez – 21 octubre 2005
El refinamiento consumista de nuestra sociedad actual no es sólo un refinamiento consumista, sino que tiene su propia literatura publicitaria. Igualmente refinada. Acabo de ver en la tele lo que nos comunican acerca del «apagamiento del cabello».
Tenemos que el pelaje no sólo se nos pone cano, grasiento y/o empiojado, sino que se apaga.
-¿No me joda!
Dios me libre. Sólo digo lo que dice el anuncio que nos recomienda el empleo de no sé qué producto de ignoro qué marca. Que el cabello se funde, como les pasa a las bombillas. Ni más, ni menos. Y, claro, hace muy feo que, estando de visita o yendo por la acera, ¿zas!, el cabello se te quede sin luz ninguna.
¿Qué hacer entonces? Pues, nada, cambiar la pera, como se decía cuando Franco.
-¿Y quién le hace a usted una pera nueva?
No, a mí no me hace nadie nada. Sencillamente, si el cabello se te ha quedado a oscuras, te aplicas el tratamiento indicado y a relucir otra vez.
Es lo que tiene vivir en una sociedad civilizada y de progreso. En el Africa subsahariana, por no ir más lejos, se le funde el pelo al negrito -porque los negritos también son hijos de Dios- y nadie lo nota. Ni siquiera el propio sujeto. Allí donde digo, la gente está a otros menesteres más prosaicos, como moler raíces de árbol para hacerse un cocido. Se les apaga el cabello, y ya carecen de luz capilar de por vida.
En Europa, sin embargo, los políticos sobre todo suelen ir peinados cuidadosamente cuando comparecen en público, por más que comparezcan para decir naderías. Muestran un “Arriba España”, con perdón, muy trabajado, como una viserita luminosa.
En los tebeos, cuando alguien tiene una buena idea, se le enciende una bombilla en la cabeza. Hoy en día, como a casi nadie se le ocurren ideas de ese tenor, hay que encender el pelo a base de química. Para algo invertimos buenos dineros -o no tanto- en I+D+i. (Antes era sólo I+D. Pero a estas dos les ha nacido una hijita que la llaman i).
Y luego tenemos el derroche de esas colonias que nos venden en frascos lujosos e innecesarios, para cobrarlas a millón. Pues lo que llevan dentro es puto alcohol mezclado con canela.