García Martínez – 20 octubre 2005

A la postre, cualquier cosa que sea apetecible se convierte en bancaria. Así sucede con el dinero. Y, ahora, con el agua. La superioridad ha creado -miedo me da- lo que llama bancos de agua.
-¿Y cajas de ahorro de agua?
Todo se andará. Ya habrá captado el lector con qué interés tan alto la ministra del ramo no cesa de pedirnos que ahorremos. De ahí deriva la necesidad de crear cajas de ahorro de agua.
-O sea, que está todo atado y muy bien atado…
Hombre que si lo está.
-¿Le cuento una cosa? -interviene el lector de nuevo.
Cuéntemela, si es que no puede aguantarse, pero sea breve, porfa.
-Pues que acabo de ver por la tele a Maragall y a Zapatero charlando animada y frívolamente, mientras sonaba el Himno Nacional.
Bueno, eso no me sorprende. Cuando ganen lo mismo que Raúl, entonces podremos exigirles que miren al cielo y en silencio. Por eso yo los disculpo a los dos, ¿sabe usted? El canut es el canut.
Vamos a lo nuestro. Lo primero que han de hacer es explicarnos qué cosa es esa de los bancos de agua.
-Pues, hombre, yo creo que como el Banco Hispamo Americano, sólo que con mucha más liquidez. ¿Lo coge?
Usted quiere decir que todo será liquidez. Tú entras al banco del agua y lo primero que te encuentras es una cieca enorme, allí mismo en el vestíbulo, con más agua que cuando enterraron al famoso Zafra.
-¿Y de dónde saca el banco tantísimo caudal?
¿Ah! Eso es lo mismo que el dinero. ¿De dónde sacan los bancos la pasta? Pienso que no se sabrá nunca.
Para el único problema que el proyecto presenta, ya tienen pensada una solución. Porque el cliente se dice: “Y si el vestíbulo está ocupado por una cieca tan grande, ¿cómo accedes tú a las ventanillas?”. Fácil. Harán bonitos y cómodos puentecillos. Tal que el puente sobre el río Kwai, sólo que más amanosos. ¿Usted ha visto la piscina de un hotel resort? Pues parecido.
¿Dónde diréis que va a funcionar el primer banco de agua? ¿En Madrid! Con lo que se cumplirá aquello de: “Madrid te la quita y Madrid te la da”.
-Con queso, desde luego