García Martínez – 27 Febrero 2005
Me temo que a quienes acudimos a la Asamblea Regional nos queda poco tiempo de vida como fumadores más o menos empedernidos. Ya en varias ocasiones han circulado propuestas para que la institución sea declarada lugar sin humos. De modo que ni el brasero se va a poder llevar uno.
-Cuando Franco, los zagales íbamos al cole con un bote lleno de ricas brasas.
Eso ya no hace falta, porque los escolares se calientan unos a otros a tortazo limpio.
-En algo se tiene que notar el progreso.
Dentro y fuera del hemiciclo se detecta la inminencia de prohibir el fumete. Hasta la fecha, los diputados le cerraban la boca al mono, saliéndose a fumar al salón del público normal y corriente. ¿Y ahora? ¿Cómo van a sobrevivir algunos?
-Lo mismo dimiten.
¿Calle, calle, parece usted tonto! Tengo la sospecha de que la prohibición va a coincidir con la apertura de la nueva cafetería. Debe de ser estupenda, pues llevan construyéndola desde Diocleciano. El razonamiento pudiera ser este: «¿A fumar, a la cafetería!».
De modo que este evento va a cambiar la faz del parlamentarismo murciano/cartagenero. Quiero decir que, en tanto no toque votar, las señorías fumadoras mantendrán su escaño vacío, sin velas, desvelado. Porque al vicio de fumar se une el vicio de tomar café. O un güisquito, si la hora es propicia.
El viernes acabó el plazo para presentar los papeles, por parte de quienes aspiren regentar el establecimiento. Parece que la afluencia no es indescriptible. Y eso porque la cafetería tiene una pepla: la del horario. Y, también, que no abrirá en los fines de semana.
Ya es seguro que se tendrá acceso a la misma desde la calle. Por si un caso quieren acudir los estudiantes del cercano campus. En este aspecto, la cafetería será un señuelo para que los universitarios la pisen (en el buen sentido). Porque, además, se ha previsto que, desde su interior, puedas pasar al resto de las dependencias.
Claro que igual te salen hora diciendo que tampoco allí se puede fumar. De ser así, apaga y vámonos. Me temo que los grupos parlamentarios se nutrirán, en adelante, sólo de gente que no fuma.