García Martínez – 4 julio 2003
Agüita del Ebro y maní del manisero, que se va. El manisero se va, vengan niñas a comprar. Hay personas que no quieren alcohol, ni bebidas de esas que se llaman sin alcohol, y el agua la toman con maní. O el maní con agua. Pero ocurre que eso tiene sus riesgos.
No sé si, al final, vamos a tener que renunciar al trasvase del Ebro, visto que cada día que pasa te enteras de alguna novedad mala. Sabemos –pero metemos la cabeza bajo el ala, para no desanimarnos– que los caudales del Ebro contienen una especie de mejillón muy dañina. Encima de que no es apto para boca, como dicen los especialistas, tienes que tapona las tuberías, con lo cual se monta un cirio de muchísima consideración.
—Pero vamos a ver. Esos mejillones, ¿ni siquiera pueden hacerse en salsa?
Usted dice como los caracoles chupaeros o chuparanderos. Pues no sabría contestarle.
Más no acaba ahí la tragedia. Leo en la prensa que se ha escapado en Zaragoza una boa…
—No será constrictor.
¿Cómo que no? Completamente constrictor, ya lo creo que sí. El bicho tiene dos metros de largo y se ha escapado, ¿de dónde dirás?, de una tienda de tatuajes. Yo esto lo veo muy confuso, hasta el punto de que se podría pedir una comisión de investigación en el Congreso.
Porque, claro, entre los mejillones, las boas constrictor –que deben de pulular por las riberas del Ebro– y lo que en sucesivos días se vaya presentando, ¿cómo se garantiza que el agua que nos manden no vendrá acompañada de sabe Dios qué, pero todo cosas malas para la salud de los murcianos?
Si eso ocurriere, el inefable Chafarreta…
— ¿Cuál Chafarreta?
El que salía en la tele con una garrota, recorriendo los campos.
—Ese no se llama Chafarreta, sino Labordeta.
Bueno, da igual: ambas cosas tienen que ver con eta. Pues Labordeta, viendo los campos de Murcia convertidos en un animalario, diría: «Ahora se jodéis. ¿No queríais caldo?».
Sí queríamos, pero según y cómo. De un río puedes esperar que arrastre muñecas rotas, envases de detergente, alpargatas viejas, marranos muertos y así, pero sin constrictar a nadie.