García Martínez – 25 octubre 2002
Doy tanto el follón con el tráfico en Murcia capital es porque, cuando llegue el momento de ejecutar a los responsables, no me remuerda nadica la conciencia.
—¿Dice que van a ejecutar a los responsables?
Antes o después. Porque, como se sabe, lo cabreos más grandes los agarran los ciudadanos por culpa del tráfico. Y son estos unos cabreos que devienen agresivos. Supongo por tanto que, una vez que la ciudad entera se quede paralizada porque los coches no puedan tirar ni para un lado ni para el otro, el personal se bajará del coche y caminará en masa hasta el Ayuntamiento. Lo que pueda pasar a partir de ahí, sólo Dios lo sabe. Pero me temo lo peor.
Ese final de la paciencia que digo está, según yo lo veo, casi al caer. No hay más que intentar circular tranquilamente –digo tranquilamente– por la Redonda, por las Rondas, por la Constitución, por la Gran Vía, por Libertad, en fin, por doquiera que vayas. No es posible. Digo lo de ir tranquilo. Hasta ahora, lo único que ha hecho el Ayuntamiento es poner unos carteles anunciando fluido o denso. Como si esa información te diera oportunidad de elegir con renta.
El edilato debería darse cuenta de algo tan llamativo y de mal agüero como es ver que hasta en las autovías circunvalantes se producen horribles colas para entrar a Murcia.
La autoridad municipal se manifiesta muda. O lo que es lo mismo, no se manifiesta. Se conoce que está más que convencida de que va a repetir mandato. Porque aquí sólo hacen algo si temen que les van a faltar votos para seguir montados en la burra. Y se conoce que no necesitan más de los que se supone que van a recibir sin hacer prácticamente nada por merecerlos.
El que avisa no es traidor. Murcia puede quedarse bloqueada en cualquier momento. Tiesa por exceso de tráfico. Y mientras, los autobuses, vacíos y sufragados. El mundo al revés. Pero debe de ser que no se les ocurre nada. Como se pasan la vida colgándose medallas de colectivos buscadores de la subvención y pronunciando hueros pregones, carecen de tiempo para gobernar.
Se nota como abulia, apatía o quizás cansera, que dijo don Vicente. Pos, coñe, si están cansados, que dejen paso a otros con más ganas de coger el azadón.