Dicen que los aeropuertos y las estaciones de tren son los lugares donde se han visto los besos más sinceros del mundo. Yo tengo un gran defecto, soy de las personas a las que les gusta llegar con tiempo más que de sobra a estos lugares. Y claro, ante tanta espera que una lleva a sus espaldas, me conozco las listas de precios de las cafeterías de las estaciones y de los aeropuertos. Hasta he llegado a conocer los bares donde comen a diario el personal del aeropuerto y los taxistas de El Altet, con precios mucho más baratos. ¡Dónde va a parar! He sido testigo de muchos encuentros y, de muchas despedidas también. De esas que sientes tanta pena, que te dan ganas de sumarte al largo abrazo para ver si, al menos, puedes consolar un poquito a los que se van o, a los que se quedan. Como no los conoces, pues te prestas a colaborar de forma desinteresada con las dos partes implicadas en el trance.
En algunos países árabes, las muestras de afecto en público están prohibidas por las leyes locales. En especial, los besos. En Dubai una pareja puede ser arrestada si se da un beso en los labios en la calle. Pasará de la pasión a la prisión en un santiamén. Cuando estuve, me preguntaba si nuestros dos castos besos en la mejilla entrarían en el listado de los prohibidos. Así que, por prudencia, convenía salir de la situación con un buen apretón de manos, no fuera a ser que…
Y ya que estamos en la península arábiga, hace unos meses comenzaron las obras del trazado ferroviario La Meca-Medina (Arabia Saudí). Este trayecto, de casi 500 kilómetros, está ideado para atender el elevado número de peregrinos que todos los años acude a estas dos ciudades sagradas. Es un viaje lleno de sentimientos para quienes pueden hacerlo; Constituye una etapa trascendental en sus vidas. En algunos aeropuertos –en los que yo estaba esperando, según el defecto que les comentaba-, he visto el momento justo cuando regresaban de la peregrinación, todos vestidos de blanco, y la espiritualidad se palpaba en el ambiente traducida en silencios y abrazos. Familias enteras esperaban a los peregrinos y terminaban todos llorando. Y yo, mirándoles desde lejos. En plan discreto, eso sí. Me contaban después que, en muchos casos, los ahorros de toda una vida se invertían en esta peregrinación.
Pero claro, ahora que ya van avanzando las obras del AVE en Arabia Saudí yo ya empiezo a preguntarme… Si no están permitidos los besos: ¿Qué será de las estaciones de estos trenes en Arabia Saudí sin ellos? Así las cosas, la alta velocidad va dejando ya su huella en el desierto, pero me temo yo que los besos se quedarán aparcados en los hangares.