¿Qué tiene que ver este personaje de dibujos animados con el turismo? Mucho. Les cuento las andanzas “turísticas” de este animal.
Todo comenzó con un periodista muy viajero que dio la vuelta al mundo. Les presento hoy a quien es conocido como “el padre del turismo”, el Sr. Freeman Tilden. ¡Encantada de conocerle Mr. Tilden!
Recorrió muchos parques nacionales en EE.UU. En ellos descubrió lugares de esos ante los que uno se queda con sensación de pequeñez: las famosas secuoyas en California; las formaciones rocosas en Utah; los gigantescos glaciares en Montana. Pero también escondidas y pequeñísimas flores silvestres preciosas. No se le escapaba ningún detalle. ¡La madre naturaleza en plena acción!
Pero se dio cuenta que en los parques nacionales faltaba algo. Echaba de menos a alguien que supiera explicar todas aquellas bellezas. Veía que iba muchísima gente a estos lugares, y que en ellos se comportaban como salvajes. Sus viajes tenían lugar en el momento en el que comenzaba la sociedad de consumo y había tiempo de ocio y dinero para gastar en él.
El Gobierno de EE.UU. le encargó un libro, a modo de manual, en el que explicara cómo hacer un buen uso de los parques nacionales. El libro se ha convertido casi en una primera guía turística sobre la interpretación del patrimonio. Y aún hoy muchos de sus postulados siguen siendo el decálogo de los guías turísticos. Muchos profesores de turismo me cuentan que lo siguen explicando en sus clases.
Tilden ya advirtió que aquello de ir con un guía y oír expresiones del tipo: “a su derecha, pueden observar…., “a su izquierda, podrán apreciar….”, “allí, más adelante, miren…”, al final, lo único que nos queda es un buen batiburrillo de fechas, personajes y lugares, algo de cansancio y, sobre todo, ganas de llegar al hotel o de tomarnos algo para “digerir” toda la información. Todo esto no es interpretar el patrimonio que tenemos delante de nosotros.
Yo tengo un gran defecto. Cuando hago alguna visita guiada por las ciudades o museos, casi de forma inconsciente inspecciono al guía para saber si sigue las enseñanzas de aquel viejo periodista. Y cuál es mi sorpresa que sí, que son muchos los que ese día fueron a clase y tomaron buenos apuntes. No se quedan en una mera transmisión de información, sino que saben evocar, sugerir y llegar a la esencia de lo que estamos visitando.
El Gobierno americano, tras leer el libro de Tilden, quedó maravillado con el resultado del encargo. Advirtió que era necesario dar un paso más en esta idea hacer un buen uso de la naturaleza y de saber interpretarla. Para ello ideó una serie de dibujos animados con la que poder involucrar a la siguiente generación a este respeto.
En la serie el personaje del oso Yogui detectaba esta realidad de familias que iban a los parques y, él se comía su comida si la dejaban por ahí esparcida. ¡Ahí iba escondido el mensaje del buen uso de los parques!
Desde entonces, seguimos aún en este aprendizaje de saber cuidar la naturaleza. No queda otra que darle las gracias a Mr. Tilden y esperar que “el oso Yogui” no encuentre nada que comerse que dejemos por ahí esparcido.
Y ya sólo falta añadir aquello de: Mr. Tilden, viva la madre… ¡naturaleza!