Ya sé que no es lo propio cuando uno acude a una Feria de Turismo, pero éramos más de trescientas personas escuchando la charla y, ante tanta grandeza humana, muchos de los oyentes terminamos llorando.
Les cuento. Un buen día un chico joven, Oliver, le dice a su madre que se va a hacer el Camino de Santiago con su hermano pequeño Juan Luis (Juanlu en la familia) que tiene una parálisis cerebral de un 96%.
La madre, al principio, qué que locura, qué va a ser imposible. Pero esta palabra: “imposible” ya no existe en el idioma que hablan en su casa. Ya en la segunda conversación el chaval la convenció, tanto que la madre se unió con ellos. Ella era la encargada de las tareas de la ducha del pequeño cuando terminaban; preparar las comidas; reparaciones de las piezas de la silla (se les rompió en dos ocasiones), etc. Sí, todo ese trabajo silencioso que muchas veces pasa desapercibido.
El hermano mayor nos contó qué día de todo el trayecto había sido el más duro: el primero. Cogió fuerzas y, cuarenta días después, llegaron a Santiago de Compostela. Las imágenes del grupo, manteando al hermano pequeño, que gritaba por todo lo alto de alegría, te encogen el alma. Por si fuera poco, si en el Camino había tramos que se podía ir también por asfalto, ellos elegían los tramos de piedra.
La gente que se cruzaban, se rendían admirados. Un día, en este devenir del Camino, se cruzó con ellos el cineasta, Joan Planas. Cautivado por esta historia de tanta fortaleza humana les propuso reflejarla en vídeo. ¡Gran idea de colaboración! Dice agradecido Joan que: “el estreno del tráiler de su primera película ha sido su regalo de Reyes”.
En el coloquio uno de los asistentes llamó a la madre para que ella también contará en el escenario su experiencia. Empezó con su acento granadino a contar las anécdotas, pero terminó –terminamos- con lágrimas de emoción.
A mí me recordaba la historia, también real, de la película “Intocable” en versión española: la relación tan cordial entre los hermanos; el humor con el que se tratan; las pequeñas locuras del camino. Un botón de muestra de una de ellas: Un día el pequeño dijo de enganchar la silla de ruedas a la bicicleta de otro peregrino. Para el mayor era: “Dicho y hecho”. Pero, en la rampa de bajada, no contaban con que la velocidad sería más de la esperada y terminó Juanlu en el suelo.
Al terminar la charla, después de recuperarnos un poco de tantas lágrimas, nos acercamos a hablar con la madre. Nos contó que realmente el hermano mayor había hecho el camino dos veces, pues en muchas ocasiones iba, ponía la cámara a grabar, a unos cincuenta metros de distancia y luego, retrocedía para empujar la silla y avanzar juntos.
Si tienen curiosidad, parte de este gran trayecto se puede ver en su canal de youtube “Oliver Trip”. Este “Camino sin Límites” (como ellos lo llaman) condensa esta historia real, de superación de barreras físicas y también mentales, de fuerza, de alegría, de relaciones entre hermanos, de aprender a tratar a los demás con normalidad, de contagio de motivación e irá a los festivales. Ojalá cautive el corazón de mucha gente, como sucedió en la charla a todos los que asistimos en Fitur.