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Bogarra está en boga

 

En este pueblo albaceteño estos días el bosque se transforma en un museo de escultura. Una convocatoria a la que responden artistas que llegan desde lugares de más de mil kilómetros de distancia. Se reúnen aproximadamente unos 50 para tallar grandes bloques de piedra blancos y convertirlos en esculturas. El primer día, uno de ellos llevaba la suya muy avanzada y se intuía ya un oso. Esta iniciativa comenzó casi por azar hace ya unos cuantos años.

Ruta de las Esculturas

bogarraredPara abrir boca, nada mejor que hacer la Ruta de las Esculturas. Es una senda preciosa que sigue el curso del río Bogarra. Está bien señalizada por lo que uno mismo la puede recorrer sin miedo a perderse. Además como transcurre paralela al cauce del río, basta seguirlo por el rumor de su cauce. Pero también se organizan paseos guiados.

Yo la descubrí con los chicos de “Turismo Botánico”. Con ellos se enriquece mucho el paseo por todas las leyendas que van contando y las explicaciones de las plantas: que si este árbol es la rosa mosqueta, que si estas collejas en tortilla sabrán de maravilla; la diferencia arbórea entre la solana y la ombría; algunas especies endémicas como los “zapatitos de la Virgen” o los “dragones de roca”, etc.

La ruta-museo al aire libre tiene aproximadamente unos cuatro kilómetros. Seguro que en más de una ocasión se pararán asombrados ante la imaginación de algunas obras que se van viendo a lo largo del recorrido. Las hay que se han esculpido directamente sobre una roca; otras sobre un tronco y, también en bloques de piedra blancos colocadas en lugares estratégicos: una bota de caminante; un pez que se escapó del río…

Desde lo alto: dos testigos

bogarrared6No sé si también les pasará a Vds. Cuando uno está en la inmensidad de un bosque, es fácil que la vista se vaya a lo alto, en esa bonita sensación de pequeñez que invade. En este lugar hay dos atalayas: El Padrastro -que habrá que volver- y otro denominado “Los colmillos del Diablo” (se ven a los lejos en la primera fotografía. Bien afilados, ¡ejem!). Constituyen, además, un buen punto de referencia para no perderse.

Parada en el Batanero

bogarrared3El río tiene muchos rincones que, de verdad, les van dejar con la boca abierta. Uno de ellos son las Cascadas del Batán. Se puede ver con mucha facilidad pues hay un camino con pasamanos de madera para llegar hasta ella. Otra cascada, ésta ya sí un poco más escondida, está debajo de la Cueva de la Mora.

Un poquito de historia

Bueno poquito no, mucho. En este lugar (Batán de Bogarra) se puede ver aún los restos de lo que hace años fue un batán que se utilizó para el esparto. Da un poco de pena verlo casi en ruinas.

Este río (junto al Madera) tienen mucho que ver con nuestra flota, hace ya unos siglos. Los troncos de toda esta zona, después de su tala, se transportaban río abajo. Esta madera llegaba –también con carros en la última parte del trayecto- hasta Cartagena y Cádiz donde se construían los cascos de los navíos.

Y también, un perfume

bogarrared2Y en este lugar preparen también el olfato. Nosotros reconocimos hasta siete plantas aromáticas diferentes. Dos de ellas: el romero y el tomillo, serán sus fieles acompañantes, no les abandonarán en toda la senda. Todos las acariciábamos al pasar.

La primera estatua

Y todo empezó con la Esfinge de Haches (siglo VI a.C.), que la encontró un señor en 1945 por casualidad mientras araba su tierra, muy cerca de Bogarra. Una réplica de esta figura alada, con cuerpo de animal y cabeza girada de mujer –con sonrisa de Gioconda, dicen algunos-, se encuentra en la plaza de Bogarra. Buen punto de partida, -también de llegada- para tomar unas morcillas o queso frito. Que el gusto no falta tampoco en la ruta. Y siempre después de una caminata, dónde esté un buen manjar…

 

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