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Poitiers y el amor a la geometría

 

¿Se imaginan caminar por una calle que cambia de color según sea el sentido de nuestra marcha? Parece un truco de magia, pero es una cuestión de matemáticas. Para ser más precisos aún, de geometría. Con ella como guía recorremos esta ciudad francesa.

A mí me encantan estos lugares donde las matemáticas “salen a pasear” casi a sus anchas. Antes que nada ubiquémonos de forma exacta. Poitiers está situada en la región Nouvelle-Aquitane (a unas dos horas de Burdeos), en el sur de Francia. callepoitiersred

Yo me imagino –como mera hipótesis– a un profesor de matemáticas explicando los temas a sus alumnos por las calles de Poitiers. ¿Existe algo mejor que el aprendizaje in situ? Con este profesor imaginario (llamémosle Euclides) nos detendremos en cuatro paradas, algunas tan curiosas que tal vez desparezca aquella falsa leyenda sobre el aburrimiento de esta asignatura.

Primer tema: Una ecuación cromática

Comenzamos callejeando por su centro histórico. Una de sus calles, en uno de sus lados tiene una escultura al más estilo del poeta Ramón de Campoamor. Como les decía, cambia de color según la dirección por la que se camine. Por un lateral se ve azul. Por el otro: rojo. Y si uno es de letras –como yo- tiene que acercarse bien para resolver esta ecuación cromática: La clave está en los barrotes con forma de triángulos (equiláteros) y cada lado pintado de un color distinto que configuran el entramado de esta pared. Mismo día, misma hora, pero… “todo depende del lugar por donde se mire la calle”. Mucha habilidad visual tuvo su creador.

Segundo tema: Motivos periódicos iglesiapoitiersred

La segunda parada con nuestro profe de matemáticas lo es en el interior de la iglesia de Notre-Dame La Grande. Les aviso que ya de por sí resulta complicado llegar al interior porque la fachada te detiene. Es de esas que uno puede estar horas descifrándola: está repleta de leyendas, historias, enseñanzas y personajes bíblicos.

Pero una vez conseguimos superar esta barrera de belleza que paraliza y cruzamos la puerta, todas las columnas están decoradas con pequeñas figuras geométricas de colores. Cilindros que nos obligan a mirarlos hasta lo más alto. Qué sabio Platón cuando ya decía que “la geometría atrae el alma hacia la verdad, forma el espíritu filosófico, obligándolo a dirigir a lo alto sus miradas”.

Lo mejor es verla con la luz del atardecer que intensifica todos los tonos y dibujos de estos motivos periódicos en la oscuridad del interior. El contraste es espectacular.

Tercer tema: En la plaza del Ayuntamiento aytopoitiersred

Euclides se detiene en la Place du Maréchal Leclerc. En ella hay colocadas a modo de mobiliario urbano, unas piezas de colores llamativas que simulan ser las de un puzle tridimensional o las de un juego de mesa (a mi me recordaban las del Monopoly). Tienen mucho éxito, sobre todo entre la gente más joven que las utiliza como bancos de reunión. Bueno, los mayores si vemos alguno libre, también intentamos escalar a ellas. Parece que va a ser cierto: las matemáticas tienen su puntito divertido. aytopoitierscercared

Cuarto tema: El futuro está cerca

Y terminamos “nuestra clase” a lo grande, en el parque Futuroscope (situado a unos diez minutos de la ciudad). El auténtico paraíso para los amantes de las matemáticas, allí disfrutarán de lo lindo: cada edificio simula una figura geométrica diferente: que si un poliedro, una esfera, un prisma… Yo creo que los que idearon el parque se tuvieron que inspirar en las enseñanzas del escritor H.G.Wells (que ya tenía gran visión de futuro cuando se preguntaba aquello de por qué tenemos que limitarnos a las tres dimensiones). poliedrored

Es el lugar perfecto para cualquier congreso (sobre todo, de científicos o matemáticos). Porque se pueden unir las sesiones y conferencias más serias con actividades muy divertidas. La atracción favorita (está catalogada como la mejor de Europa) es “El viaje extraordinario”, inspirada en “La vuelta al mundo en 80 días” de Julio Verne, pero ahora en tan solo cuatro minutos. ¡No se la pierdan! Hay cuatro años de trabajo detrás de ella. La atracción Top 3 es poder bailar con robots. Yo tuve la oportunidad de disfrutar en el parque de una “cena molecular”. En ella el plato más sorprendente fue una pequeña galleta que pasaba del frío polar a derretirse dentro de la boca, eso sí, todos parecíamos dinosaurios echando humo por la boca.

Qué equivocada estaba yo cuando pensaba que ya se me había pasado la edad para visitar este parque. Está perfectamente concebido todas las edades. Es más, los adultos podemos sentir esa bonita sensación de ser un poco niños de nuevo. esfera2red

El recorrido por Futuroscope está unido por estatuas, todas muy curiosas pues rompen la idea de la simetría y proporción. A la entrada hay una que tiene su puntito de ternura: un adulto dándole unos globos a un niño. A la salida yo creo que debería aparecer una leyenda donde dijera “Nadie saldrá de aquí sin saber geometría” a modo de guiño como la que figuraba, según la tradición, a la entrada de la Academia de Platón: “Nadie entre aquí que no sepa geometría”. esferared

Todas las noches el parque “se despide” con un espectáculo del Cirque du Soleil sobre el agua con fuego, luces… algo verdaderamente mágico. Si Tales de Mileno visitara hoy Futuroscope, rápidamente encontraría la invariante: diversión asegurada.

Como ven, la ciudad de Poitiers desafía. Logra romper con aquello tantas veces dicho u oído de “qué aburridas son las matemáticas”. Las fotografías demuestran que no les cuento sólo conjeturas. Los resultados son más que relevantes. ¿Desean pasar a experimentar?

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