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Zona de embarque

Yo iba de compras pero…

 

Sin apenas darme cuenta estaba de paseo rodeada de historia y arte. En Poitiers (Francia) la tienda Zara está en el interior de una antigua iglesia (como en Salamanca). Yo entré a comprar y antes de que me diera tiempo a buscar los carteles rojos que anuncian los descuentos, quedé sorprendida ante tanta belleza. Se ha mantenido toda la distribución original del edificio. Y uno puede perderse entre las naves laterales. Todos los percheros quedan colocados de forma que no se daña ningún elemento de la estructura. poizarared

Esta nueva vida del edificio también la tiene el hotel Mercure Poitiers Centro. En él se puede tomar un café en el campanario, cenar en la nave central, etc. Tanto en su fachada como en su interior, aún se puede intuir la antigua capilla que fue tiempo atrás.

Casi en un museo

Una de las tiendas más antiguas de Europa se encuentra en el centro histórico de Poitiers. En ella hacen paraguas a mano. Para pastores, golfistas… Estuve charlando un ratito con su dueño, es ya la cuarta generación. Hablaba con muchísimo cariño de todos los modelos y materiales. Me explicó con mucha naturalidad cómo lograr una fácil apertura y cierre. Yo casi lo percibía como si me hablara de una obra de arte. iglesiahotelredpoitiersred

En su interior, la tienda (que también era un atelier y una fábrica, todo junto) se convierte casi en un museo. Me quedé con las ganas de comprar uno, porque yo ante productos hechos a mano, con tanta delicadeza, caigo fácilmente (como en las ofertas). Y luego me pasa que como les tengo tanto aprecio, hasta me da pena utilizarlos. poitiersparaguasred2

En el mercado

Los famosos mercados cubiertos franceses (“les halles”) son siempre una parada de esas en las que uno entra y no sabe cuándo saldrá. ¡Hay tantos descubrimientos bajo su techumbre!

En el mercado de Poitiers aquello tantas veces dicho de “bon appétit” no queda únicamente en una mera afirmación de cortesía. Se dice en su sentido literal y estricto.

En uno de sus puestos hay una historia bien bonita: Dos vecinos. Uno tiene cabras, otro, vacas. Intercambian entre ellos los productos y, el resultado es un queso marmoleado (recuerda a la piedra, de ahí su nombre). Cuajan las dos leches con ceniza por medio. Decididamente, la buena relación entre vecinos es cosa de sabios. El puesto de degustación y venta se llama “Rocinante”. A buen seguro D.Quijote habría hecho un alto en el camino. poitiersquesored

Otro queso, típico de Poitiers, es una torta/bizcocho esponjoso (“Tourteau Fromager”). Surgió por un error del pastelero que sin querer quemó la parte superior. El resultado resultó tan sabroso que hoy ya perdura la forma tostada. Yo repetí varias veces. Para serles sincera, fueron muchas. Es de esos bizcochos que por dentro es casi una esponja de tanta suavidad.

Ese deleite

Porque uno de los pequeños placeres de los viajes es dar un paseo por un lugar y visitar sus tiendas. Recuerdo en una ocasión que conocí un grupo de mexicanos y estaban todos un poco apenados. Conversaba con ellos en el hotel por la noche y me explicaban la razón de su pesar: habían visitado un templo precioso pero el guía no les había dejado un ratito después para perderse por la zona de tiendas que estaba junto al templo.

En Poitiers, tómense su tiempo que tiene rincones donde ese pequeño placer de ir de compras se convierte en un gigantesco deleite. Si no, como a los mexicanos, les quedará un gran pesar.

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