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Pepitas de oro en la pandemia

 

Dentro de unos siglos, cuando nos estudien en la asignatura de Historia, y el profesor tenga que explicar cuál fue la primera reacción de la sociedad ante la declaración del estado de alarma y le toque contar lo de los carritos de la compra llenos de papel higiénico, yo me imagino que no sólo los de la última fila, sino todos los alumnos estallarán en risas. Hasta intuyo al profesor poniéndose colorado al tener que relatar un hecho así.

Aunque tal vez por entonces, se haya logrado dar con la explicación filosófica y sociológica a tan extraño comportamiento.

Me tranquilizan algunos expertos porque me dicen seremos estudiados en el futuro, no sólo por nuestras rarezas en las compras sino también en función de cómo haya sido la evolución y recaudación de los derechos de autor. Primeros días: “Resistiré”; más tarde: “Ya no puedo más” de Camilo Sexto. Y la tercera –y ansiada- etapa: “Libre” de Nino Bravo.

De la música a la mesa

Mientras se busca la mina de oro que nos pueda salvar de este virus tan tramposo, yo sí he encontrado algunas pepitas –diminutas eso sí- que hacen más llevaderos estos largos días de paseos de la cocina al salón, pasando por la ventana.

Los primeros días del confinamiento. 

Rollos que parecen hermanos gemelos. ¿Observan Vds. algún parecido y coincidencia? Uno de ellos sí es comestible. Mucha creatividad la de este maestro pastelero. ¡Riquísimo, doy fe! Porque convendrán conmigo lo fácil que es sucumbir cuando la gastronomía y la creatividad se anexionan. El otro, sí el mismísimo de las compras misteriosas, fue “el molde” de esta pieza de arte.

La locura de la levadura

Una vez superada esta primera etapa en la que la “víctima” fue el papel higiénico, ahora son las estanterías de levadura la que cotizan cual oro. “El mismo lunes que llegaron, desaparecieron”, me comentaban en el tercer supermercado en el que andaba yo a la caza de la joya.

Pero en un pequeño pueblo de Murcia ha sucedido algo verdaderamente extraño –de esos sucesos que apasionan a Iker Jiménez-. En esta localidad sólo hay un kiosco de prensa y en él su dueño también vende libros. Ha estado abierto estos días de confinamiento y, sorprendentemente los supermercados aún tienen levadura en sus estanterías.

La creatividad

Ojalá en el futuro también nos estudien en las facultades de Bellas Artes, porque en ese precioso museo virtual que ha surgido (CovidArtMuseum) sí que estamos reflejados al 100%: nuestras compras sí, pero junto a ellas, la soledad, el miedo, el ahogo entre paredes, el humor… ¿Quién pensó que el papel higiénico sólo tenía un uso? Ya les digo, lo hemos elevado a la categoría de obra de arte (superando casi a la revolucionaria “fuente” de Duchamp). No dejen de visitar este museo.

Mi gran pesar es que todos esos pequeños pero grandes actos de solidaridad de los héroes cotidianos, esas hazañas… siempre quedan silenciadas en el devenir de los tiempos.

Quitémonos los pijamas; vamos a ponernos bien guapos que nos estamos haciendo la gran foto para la Historia. Porque alguien, en un día lejano del calendario, contará que: “En la segunda década del siglo XXI, en una ciudad en el este de China llamada Wuhan…”.

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