Muchas veces uno acude a un lugar y cuesta imaginárselo cómo sería muchos años atrás. Por muchas pistas que un guía pueda dar, a algunos la imaginación no nos llega tan lejos y hacemos un acto de fe. Incluso asentimos con la cabeza a las explicaciones. Pero lo único que vemos son unas piedras y más piedras.
Pónganse en situación: Imaginen que van a hacer una ruta de senderismo por una montaña y, hubo un tiempo en el que por dónde Vds. van caminando entre piedras, corría el agua… ¡salada!
Érase una vez, hace millones, sí millones de años…
En la Rambla del Cigarrón (situada a diez minutos en coche de la ciudad de Murcia; Junto al Puerto de La Cadena), las piedras dan muchas pistas. Ya por el nombre se puede intuir que vamos a caminar por un cauce de agua. Pero, esta ruta tiene un encanto especial: es un viaje en el tiempo con el aliciente añadido de que quienes allí vivieron fueron muy generosos. Dejaron una huella bien palpable.
Las dos paredes de la rambla están formadas por arenisca. La erosión lo es desde dentro (los denominados “fochini”) y moldea estos taludes de “arena” con cavidades –a modo de ventanales- con muchísima belleza cuando entran los rayos del sol formando juegos de sombras.
Como les decían, las huellas son tan visibles que, todos podemos verlas. El recorrido está repleto de fósiles. Yo lo he visitado hace poco con un paleontólogo y es un no parar de sorpresas: Nos deteníamos a cada rato para admirar la forma de una gigantesca tortuga por aquí, una roca repleta de conchas de los antepasados de unas almejas por allá. Tengo que confesarles que si no llega a ser por tan buena y experta compañía, tal vez algún fósil se me habría pasado por alto. En especial un cangrejo gigante junto al yo tranquilamente me comía mi bocadillo sin advertir su presencia tan cercana.
Allá cuando dos continentes se unieron
Hace (aproximadamente) unos seis millones de años una gran extensión del mar Mediterráneo se secó debido a cambios climáticos y procesos geológicos. La fauna aprovechó esta pérdida de barreras geográficas para un gran movimiento (casi globalización Norte/Sur). Y, además, la evaporación dejó al descubierto numerosos depósitos salinos que han permitido saber uno de los secretos mejor guardados de nuestro planeta: la edad de estas montañas. Es la denominada Crisis de Salinidad del Messiniense, cuando Europa y África tuvieron conexión terrestre.
Aún hay más
La ruta comienza en la puerta del Museo Arqueológico de Murcia. Pues muy cerca de esta rambla, se encontró el caparazón de la tortuga que da hoy la bienvenida al visitante. Y termina en otro museo… que se halla en la propia rambla.
No acaban ahí las sorpresas. Este paseo de ir descubriendo restos de vida marina, se transforma también en un juego de magia, pues además de fósiles, el hombre ha moldeado también las paredes y las piedras con unas figuras talladas. Como cuando hacemos castillos de arena al borde del mar. Pero en esta ocasión, en la arena seca de hace años.
El autor no ha querido firmarlas. Pero parece ser que entre algunas de las figuras existe una historia que las vincula con la mitología íbera: la dama, el caballo y el desafío o reto.
Museo all’aperto
Los romanos también apreciaron este bellísimo lugar. Aún se puede caminar por los restos de una calzada y admirar un muro de contención del agua. Y sí, los sabios romanos ya conocían la riqueza de esta zona por las minas de hierro. Las antiguas bocas de las chimeneas se pueden ver todavía.
El broche de cierre es cuando se llega a lo alto. Un ascenso fácil, apto para todas las edades y agilidades. Llegar a esa posición mágica de estar entre las copas de los árboles y, en esta visión de 360 grados, uno está rodado de naturaleza, de prehistoria, de historia, arte, aire puro… ¡de vida!
Muchas gracias queridísimos lectores por sus ratos compartidos durante todo este año en los que juntos hemos ido descubriendo rincones del mundo de esos que por alguna razón especial, invitan a visitarlos.
Quería despedir el año con esta ruta que nos lleva hasta tiempos muy, pero que muy, remotos. El Mioceno, según datan los expertos (año arriba, año abajo, no me lo tengan en cuenta). Pero para la mayoría de nosotros: es un lugar de más de millones de años, donde la tierra, sin pudor, nos muestra sus arrugas. Porque sí, asentados en la era del bienestar, nos toca vivir en una época también de cambios: Si estas montañas fueron antes una laguna salada, la naturaleza nos reta también a saber cambiar y adaptarnos a todo lo nuevo que, ojalá sea para bien.