Ciudades amables
Eran tres hermanas granadinas muy graciosas las tres. Las más joven tenía setenta años. Parecían la versión española de “Las chicas de oro”. En el salón de su casa tenían un gran sofá granate y cada vez que recibían una visita y se sentaba en él, el invitado terminaba llorando. Ellas ya lo alertaban […]