El primer mes del año viene con esta doble faz del dios Jano que aún mira al pasado, pero a la vez, puede girar hacia el futuro. Es lo todos conocemos como saber aprender del pasado para tomar sabias decisiones.

Y al pasado que nos vamos, concretamente a aquellos remotos tiempos en los que sólo existía la inteligencia natural; A la época de las pinturas rupestres, concretamente haremos una ruta a pie por el monte Arabí de Yecla (Murcia). Para mí son toda una “Altamira murciana”. (Sí, orgullo que en estos rincones asoma).

Al igual que las de la cornisa cántabra (¿Ven? Son muchos parecidos como les decía) han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad bajo el itinerario de “Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica”. Yo creo que en la sospecha fundada de que puedan aparecer muchas más. Optimismo que no falte, que estamos estrenando el año.

Los dibujos, en uno de los Cantos de Visera, representan con mucha exactitud los animales (toros, caballos…). En otra cavidad ya la representación lo es de forma simbólica. Avanzados nuestros trogloditas del Sur.

En compañía del arqueólogo, Indiana Jones 

Siguiendo esta una ruta de senderismo nos conduce al rincón de las denominadas “Cazoletas”. Son unas incrustaciones en la roca (insculturas me indicaba el guía). El homo sapiens (con su inteligencia artificial) aún no ha podido descifrar con exactitud si estos petroglifos eran una invocación a la lluvia; tal vez una representación del cielo; quizás algo lúdico… Gran misterio el de estas incisiones que asemejan mucho a nuestro juego de damas actual.

El punto de máxima alegría, “el santo Grial” de esta ruta es la llegada al Oculus Dei: “La Cueva Horadada”.  Una grandísima cueva, por la que se puede transitar, se abre al cielo de una forma casi mágica. Precisamente fue este dato, la magia de este entorno que data del IV al II Milenio a.C. la que motivó que todo el equipo televiso de Cuarto Milenio se desplazara para comprobar in situ los misterios, las leyendas y los avistamientos de extraterrestres. Mira que si este gran orificio circular en la montaña…

El interior de esta gran cavidad es de una belleza asombrosa porque el material rocoso se ha formado con las huellas del agua y del viento quedando como si fuera una esponja natural en la montaña.

¿Podría haber ejercido libremente el Sr. Jones su profesión de cazatesoros por estas lindes? Una de las leyendas más arraigadas es el hallazgo de un tesoro. Tres extranjeros dejaron sus caballos al cuidado de unos agricultores de la zona. Al regresar a por los animales, abonaron este depósito con una gran moneda de oro. Sospechosamente iban cargados con unos grandes sacos. Hoy, si encontráramos otros (sigamos siendo optimistas), tendríamos que aplicar el artículo 351 del Código civil: “el tesoro oculto pertenece al dueño del terreno en que se hallare”. Claro que este artículo tiene muchas excepciones y… 

Pero al final, todo apunta directo al corazón

La cuarta parada de este paseo es la búsqueda del corazón. Muchos no logran dar con él. Se trata de una gran roca que, cual “Bocca della Verità”, tiene un orificio que semeja la forma de corazón. Todas las parejas en la excursión se hacían la foto en este rincón, pero ninguna se atrevía a meter la mano en él.

No es mala cosa -creo yo- comenzar las andaduras de este nuevo año, allá “donde el corazón” nos lleve; Puede ser un buen guía acompañante ¿No creen?