En los meses de abril y mayo los españoles comenzamos a organizar las vacaciones de verano. Los hay -y muchos- que esta planificación la posponen y la dejan a propósito para el último momento con el fin de atrapar las ofertas baratitas en las que, sí o sí, hay que hacer la maleta al día siguiente.
Me contaba un responsable de un gran tour operador que había intentado en muchas ocasiones explicarles a grupos de alemanes esta estrategia “last-minute”, consistente, por ejemplo, en llamar a la agencia de confianza y decir: “Avísame cuanto tengas un Punta Cana por 500€ todo incluido”; Pero, pese al empeño, no lograban entenderlo. Ellos, antes de terminar enero, ya tenían todo reservado. Y hasta pagado.
Y, no sólo el destino, también decidimos con quién nos vamos a ir de vacaciones: ¿la familia al completo? ¿las novias de los hijos? ¿los suegros? ¿amigos? ¿viajar con desconocidos?
A veces, los desconocidos, pueden sorprendernos. Y mucho. Les cuento la gran sorpresa que se llevó un grupo especializado de periodistas españoles en Australia.
Trabajaban todos en el sector cultural, de turismo y, también en el geográfico. Muchos no se conocían entre sí.
Habían decidido recorrer Australia. Una de las responsables de este viaje se había documentado antes. Para ello escribió a la Oficina Nacional de Turismo solicitando información; También habían contratado un servicio de guía cualificado.
Cuando llegaron al destino, nada más aterrizar, en el parking del aeropuerto, el autobús ya les estaba esperando. En él harían un gran recorrido por el país. Se unió al grupo un chico de aspecto amigable. Iba con pantalón corto, chanclas y llevaba un sombrero de paja. Nadie lo conocía. Pero como el grupo era variado, todos pensaron que sería amigo de algún participante.
No recordaban haberlo visto en el largo vuelo. Poco a poco, entre charla y charla, parecía ya ser uno más del grupo.
Hasta que un día, cuando ya todos se conocían como si fueran amigos de toda la vida, uno de los periodistas (seguramente el más curioso) preguntó: ¿Y este chico de pantalón corto quién es?
El chico en cuestión, con la mayor naturalidad del mundo contestó: “Ah, soy el Ministro de Turismo. Había oído que un grupo de extranjeros nos venían a visitar y quería saber cómo perciben nuestro país desde fuera y por eso me he subido al autobús con Vds”.
¿Vds. se imaginan? ¿Cuántos directores, asesores, jefes de…, etc. habrían acompañado a un ministro español en el caso hipotético (y casi surrealista) de que hubiera tenido esta iniciativa de subirse a un autobús con extranjeros para testear en primera persona esta visión foránea?
Este desconocido en el autobús, como les decía, terminó siendo un gran amigo.