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Zona de embarque

Sé (todo) lo que hicisteis el último verano

 

Ya han comenzado los interrogatorios. No sé Vds. pero yo, a estas alturas de julio, he sufrido ya unos cuantos. ¿Playa o piscina? ¿Mar o montaña? ¿Destino nacional o extranjero? El mundo de las decisiones del verano, de repente, sólo tiene dos alternativas. No hay cabida posible para las escalas de color. Y yo que a veces veo el mar azul, otras verde, en ocasiones lila claro… pues me cuesta aquello de ver la vida en modo “blanco o negro” (salvo que sea un helado, claro).

Residentes versus turistas

Pero quería contarles que hay mucho interés en saber qué decisiones tomamos cuando viajamos; cuando “nos transformamos” (los hay que cambian hasta de estilo de vestir de forma radical) y dejamos de ser residentes, para convertirnos en turistas. Imaginen un viajero que llega al aeropuerto, coge un taxi (o alquila un coche), llega al hotel (o al apartamento reservado), va a comer a un restaurante, se compra unas chanclas… Todo está ya registrado, medido y controlado.

INE versus TPV, ¿dónde está la verdad?

Les desvelaré algunas pistas de este “mundo detectivesco”. Nuestros datos se obtienen a través de las encuestas del Instituto Nacional de Estadística (¿decimos la verdad en ellas?) y, también, (aquí ya es más complicado mentir) de las Terminales de Puntos de Venta bancarias físicas (las conocidas TPV).

INE versus TPV, ahí está la cuestión. O, en términos financieros, lo que ya identifican como: “la gran penetración de los datáfonos”. Yo ya los veo hasta en los mercadillos callejeros. Les reconoceré que desde que, más que como medios de pago, sé acerca de su función cual teniente Colombo, voy al acecho viendo su presencia por todos lados.

El paso siguiente es calcular cuál es el gasto de un turista. 

Lo que se logra a través de las TPV. Con ellas ya nos pueden “geolocalizar”. De nuevo en dos alternativas posibles: como doméstico o internacional. Y, además, identifican nuestros gastos por nueve ramas sectoriales, para saber dónde nos gastamos el dinero (restauración; alojamiento, prendas de vestir, etc.). Entonces, ¿el INE pasará a la historia?

Sí, aún sigue en vigor aquello de preguntar el código postal de procedencia en las Oficinas de Turismo. Pero, de nuevo, hay un gran margen de error. Les cuento mi caso de hace unos años. Yo acudía con frecuencia a la Oficina a preguntar direcciones, excursiones, etc. Y claro, cuando me solicitaban mi código postal, no siempre decía la verdad, porque no quería parecer la tontica que no para de preguntar. Fue hace años, lo digo por la prescripción de una posible infracción administrativa.

“El Gran Hermano” del turismo

Estas terminales financieras de pago (que tanto facilitan nuestras vidas) se han convertido en todo un “Gran Hermano” que nos controla, conoce, mide, cuantifica todos nuestros gustos. Entonces, aquello de la libertad del viajero… ¿también pasará a la historia?

Hoteles versus vuelos

Las islas también sufren sus dilemas. En estas idílicas ubicaciones, son muchos los hoteles que deciden abrir sólo por temporadas porque las compañías aéreas no fletan aviones y, sin vuelos, no se aseguran las habitaciones llenas; En su descargo, las compañías responden que no ponen aviones porque los hoteles están cerrados. Y si no tienen reservas en destino, los pasajeros no vuelan. Nueva tesitura: ¿Qué son antes: las reservas de hoteles o de vuelos? Recuerda al dilema irresoluble de la gallina y el huevo.

Ay, la vida del turista, cuánta disyuntiva.

 

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