Trabajaba en Madrid, en una fundación internacional dedicada a la ayuda a la infancia. Entre sus responsabilidades como directora financiera tenía que verificar in situ las acciones que se habían realizado con los fondos invertidos en ellas y, cuantificar el alcance, los puntos de mejora o la efectividad que tenían. En otras palabras, que el dinero recaudado estaba en su sitio y bien aplicado; Ese era su cometido.
En estos viajes de control y examen en muchas ocasiones solían acompañarle personas famosas, quienes, con su notoriedad, apoyaban esta labor como Embajadores de la Entidad. Gracias a la fama y al prestigio, se generaba un mayor potencial de ayuda. En esta ocasión, el destino era Guatemala; Iban con ella un famosísimo deportista español con su madre. Muy conocido por su grandeza en las pistas. Y, también, fuera de ellas.
Visita a familiares guatemaltecos
La auditora tenía unos primos y tíos a los que no veía desde hacía años. Vivían en una pequeñísima aldea de Guatemala. En el día libre que disponía, después de dejar registradas contablemente todas las incidencias, costes, previsiones y ajustes, les dijo a sus acompañantes que se iba a acercar al pueblo donde residían estos familiares queridos para comer y pasar el día con ellos.
El deportista y su madre, como ese día libre no tenían nada planeado, le preguntaron si podían ir con ella. Sorprendida, aceptó la compañía, pero les quiso dejar claro pero que no era nada del otro mundo: que se trataba tan sólo de ir a comer a casa de sus familiares. Que el pueblo apenas si tenía una pequeña taberna. Que no había ninguna tienda…
Cuando avisó de que serían varios a comer, sólo le dijo a su tía de forma escueta: “Voy con unos amigos”. Ningún dato más.
Y con él llegó el escándalo
¿Vds. se imaginan el revuelo que supuso en el pueblo cuando apareció “la prima que viene de España” y, que iba acompañada por el tenista ganador de tantísimas victorias y premios, rey de la tierra batida, y su madre?
“Nadie me hacía caso”, me contaba. “Ni mis primos”. Pero ella estaba feliz con este gesto espontáneo de sus acompañantes que demostraba tanta grandeza humana.
En la aldea guatemalteca ese día se ha quedado marcado en el calendario.