Yo me quedaba sorprendida al ver los carteles con la indicación: “A la playa” en… ¡tierras castellanas! Me consolaba un poco, pues ya D. Quijote en sus andanzas por esta misma región tuvo sus ensoñaciones. Mira que si…
En este recorrido por el interior de España, fácilmente también podrán caer en ellas. Alertados quedan. ¿Se animan a una excursión a “la playa”?
Marejadilla
El perfil ondulado de las tierras de Brihuega (Guadalajara) semeja el movimiento suave de las olas del mar. No resulta exagerada la comparación pues, un poco más al Sur, por tierras andaluzas tienen su preciosa marea de olivos, allí la tonalidad predominante de “las olas” es verde.
El mes de julio es un espectáculo al aire libre
Esta ruta por las famosas tierras de La Alcarria merece una parada veraniega. Se quedarán embelesados ante esta hermosura efímera.
En este mes florece la lavanda y con ella una explosión de belleza que recuerda a la Provenza Francesa. Pero, presten atención, que la española tiene su sello de identidad.
El padre fue el espliego (que creía ya en la zona); la madre, la lavanda francesa (que vino en la maleta de un maestro) y, el hijo briocense es el denominado “lavandín”. Con mayores cualidades en esta “nueva generación”. Y que, curiosidades del devenir de los tiempos, se exporta a Francia. Viajes de ida y vuelta entre aquel “padre y sus descendientes”.
Y todo surgió tras aprobar unas oposiciones a maestro. Feliz con sus notas, el recién aprobado fue a visitar a su hermana que vivía en Francia. Observó el parecido de aquellas tierras con las de Brihuega y, al hacer la maleta de regreso para preparar sus clases, introdujo los primeros esquejes. Después de algunos primeros ensayos de prueba y error, hoy ya todo está controlado con un rigor matemático: la distancia de 50cmts. exacta entre las plantas, las fechas de recogida, etc.
La visita debe hacerse en determinados horarios porque durante este mes están las abejas en su apogeo preparando la famosa miel de La Alcarria.
Agua…”a mares”
En Brihuega el agua la tienen en abundancia. El secreto es que está escondida bajo tierra. Y es la piedra porosa la que le concede a la lavanda las bondades de un regadío subterráneo lento y pausado, aún cuando no llueva durante días.
Si paseamos por las calles y plazas del pueblo a cada esquina, podemos ver algunas de sus fuentes, dignos testigos de cómo corre el agua. La fuente de los Doce Caños , junto al Lavadero, es la más famosa. Por esta frondosidad, Brihuega recibe el apodo de “El Jardín de la Alcarria”.
De la marejadilla a la “marejada de fondo” en la Sierra de Altomira
Por si desean darse otro baño, muy cerca están “las playas” de los Embalses de Entrepeñas y Buendía. En ellos, parece que estemos navegando por los mismísimos fiordos noruegos. ¿O, tal vez será otra ensoñación quijotesca?
Moda casi ibicenca
Similitudes tiene también Brihuega con Ibiza (recuerden que estamos casi en “alta mar”). El Dress-Code que más favorece para las fotos es ir vestido de blanco. El contraste con el malva, dicen, aumenta un cachito la belleza cuando posamos. Me recuerda la antigua moda “Adlib” de los años ochenta ibicencos que todos -peninsulares- copiamos.
Y ya que estamos en temas de vestimenta, otro dato curioso (por supuesto, también con un toque “marino”), es la “caracola” más grande del mundo. Es el edificio circular de la Real Fábrica de Paños, donde hace años trabajaban los telares. Llama la atención la inteligencia de este inmueble industrial para permitir una buena ventilación natural.
Y… ¿también peces?
Como no podía ser de otro modo, si en Brihuega hay playa entonces no pueden faltar. El más famoso está “nadando” en el interior del Castillo. Casi a modo de guiñó al juego del escondite. Una pista: Busquen por la capilla. Y, puestos a jugar: a la entrada, localicen también en él la Peña Berdeja (de ella toma el nombre el castillo). Cuenta la leyenda de pasión entre Adul y la bella doncella Elisa.
Y, si en Salamanca la restauración dejó un astronauta en su fachada que todos buscamos nada más llegar, aquí es un arquitecto con su móvil el dato cronológico de la reforma llevaba a cabo.
Porque sí, a las pruebas me remito: En Brihuega hay playa, con caracolas, peces… Y, no es una ensoñación quijotesca ¿o sí?