Retocar, ¿he ahí la solución? | Zona de embarque - Blogs laverdad.es >

Blogs

Inma

Zona de embarque

Retocar, ¿he ahí la solución?

 

Nos apresuramos en reconstruir las ciudades. No podemos vivir con la destrucción. Organizamos concursos públicos para la presentación de propuestas arquitectónicas. Las más rompedoras son las que suelen ganarlos. No toleramos toparnos con el horror al abrir la ventana de nuestras casas.

Remiendos y testigos

En muchas ciudades, eso sí, han dejado en pie un edificio -bueno lo que quedó de él tras una guerra-, a modo de ícono, como fiel testigo arquitectónico que da fe del pasado bélico que sufrió la ciudad. Y en la esperanza de que esta sola ruina nos sirva de alerta para que algo así no vuelva a suceder jamás.

Botón de muestra de este remendar nuestro entramado de calles y plazas lo hallamos, entre muchos casos más, en Berlín: renacida y preciosa tras la II Guerra Mundial y también, los ajetreos cotidianos de todos los puestos de comidas (¡sabrosísimas salchichas!) rodeando la famosa Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm que persiste medio destruida, en contraste junto a nuevos rascacielos.

Este es uno de los grandes dilemas urbanísticos de las ciudades y casi siempre la opción más generalizada ha sido apostar por su rápida reconstrucción (Dresde; Le Havre, etc.). Hay que continuar y no podemos estar erre que erre anclados de por vida en aquel pasado tan dramático. Y, a la vez, como parte de la historia de la ciudad, cual sello estampado en el callejero, recordar la tragedia monstruosa en algún rincón. 

Alertas que no sirvieron

Y en estos días de tantísima tensión, surge la tesitura: Si hubiéramos dejado todas las ciudades sin retocar, ¿estaríamos ahora en esta coyuntura? Si en lugar de borrar este pasado o, de arrinconarlo en una torre, en un mural explicativo; en un museo… estuviéramos viviendo a diario con el horror de un pasado que no queremos que vuelva, ¿seríamos quizás más conscientes?

Tampoco los museos como lugares de reflexión han funcionado como alertas eficaces. Envolvemos en estas reconstruidas ciudades nuestras vidas y nos las ingeniamos con la belleza para saber ocultar aquellas vergonzosas huellas del terror; Nos convencemos de tal forma que ya ni los testigos que dejamos nos sirven para interpelarnos a nosotros mismos.

Armas de mentira y también, de las que matan

Y eso que ya estábamos acostumbrados, en este campear con la pandemia, a tomarnos la temperatura a cada lugar que accedíamos: unas pistolas de juguete hacían las veces de termómetros individuales. Y se nos olvidó medir cómo ascendía de fría a ardiendo la de la guerra. Y aquí las armas ya no son de juguete.

Vds. seguramente también escucharon aquello tan socorrido de “la historia se repite”, pero ¿llegar a triplicarse?

Temas

Curiosidades y crónicas viajeras

Sobre el autor


marzo 2022
MTWTFSS
 123456
78910111213
14151617181920
21222324252627
28293031