Sí, debo insistirles: las matemáticas son bonitas. De hecho hoy… ¡viajamos con ellas!
Nada de papel ni calculadora, nos vamos de paseo por San Sebastián con sencillas reglas de sumar y restar. No se asusten que no llegaremos al logaritmo neperiano. Pero sí… ¡al infinito! ¿Se “suman” al paseo?
Nos paramos en dos lugares de Donosti que esconden un secreto matemático. El primero salta a la vista en las fachadas de la Plaza de la Constitución. Los inmuebles que cierran tres laterales de la plaza (el cuarto lo ocupa el Ayuntamiento) tienen tres plantas en altura. Además de esta nota común hay otra: Todos los ventanales están numerados. Si elegimos al azar cualquiera de ellos y lo vemos en perspectiva vertical, el resultado de la suma del número de la planta primera con el de la tercera, dividido por dos, da justo el número que figura en la planta segunda.
Por si se han perdido, les dejo la ecuación matemática, ¡bien sencilla!: n= (n-a)+ (n+a)/2
Por si siguen perdidos (o son Vds. de letras como una servidora), en la foto “salta a la vista” esta “fácil” ecuación.
Nos vamos ahora al antiguo mercado. Esta ciudad en su tiempo era pionera en la caza de ballenas. Una de mis salas favoritas del Museo San Telmo es precisamente la que explica cómo lo lograban casi de forma artesanal, con apenas unos cuantos artilugios bien pequeños. ¡Todo un arte!
El mercado tenía una importancia crucial cuando llegaban los barcos cargados con grandes peces, sobre todo de bonito. Para organizar bien las subastas se ideó un reloj numérico que señalaba el precio máximo de la puja (en el centro) y cada tendero tenía también asignado un número que se encendía justo cuando había hecho la puja. Una pizarra informaba del calendario de las mareas y del nombre de los barcos faenando. ¡Qué pena que este reloj ya no esté operativo! Sí se puede ver en el interior del centro comercial “La Bretxa” en el Boulevard.
Hay una regla matemática que todos conocemos para calcular la distancia más corta entre dos puntos: la línea recta. Es la que utilizamos en caso de prisa. En la calle Mayor la línea recta encierra una belleza entre los dos puntos. Si nos situamos en cualquier tramo de esta calle y miramos a ambos lados vemos una iglesia en cada extremo. En un punto, la Iglesia de Santa María; En el otro, la Catedral del Buen Pastor. ¡No se pierdan este giro de 180 grados cuando estén en plena calle!
Y para terminar viajamos con… ¡el infinito! En San Sebastián la senda de los pintxos es interminable. ¡A las pruebas me remito! Nadie hasta la fecha se ha atrevido a contarlos. ¡Ay esas barras…!
Un, dos, tres zuritos… Suma y sigue y… ¡qué vivan las matemáticas!