La primera definición oficial de innovación que se reconoce como tal data de hace más de 70 años y es debida a Schumpeter:
“La innovación es la introducción de nuevos productos y servicios, nuevos procesos, nuevas fuentes de abastecimiento y cambios en la organización industrial, de manera continua, y orientados al cliente, consumidor o usuario”.
Joseph Schumpeter fue un economista austríaco (fallecido en 1950) que destacó por sus investigaciones sobre los ciclos económicos y por sus teorías sobre la importancia crucial del empresario como elemento determinante en el aumento y disminución de la prosperidad, subrayando su papel innovador.
Popularizó el concepto de destrucción creativa como forma de describir el proceso de transformación que acompaña a las innovaciones. Esta definición de innovación con ligeras variaciones, sigue siendo válida todavía, así como su reflexión de que “el desequilibrio es el estado normal de la salud de la economía.”
Por cierto, Schumpeter fue profesor del famoso Peter Drucker, padre del management del siglo XX, quien también fue simultáneamente alumno de Keynes.
Otros autores más modernos, como Gary Hamel, calificado por el Wall Street Journal como el gurú actual número uno en gestión empresarial, nos habla de la pirámide de la innovación.
En su opinión, cada uno de los diferentes tipos de innovación (operacional, de producto, estratégica y en management) contribuye con una intensidad distinta a la creación de valor diferencial y permanente para las organizaciones.
• Innovación operacional: Son los cimientos de la innovación. Disponer de unos buenos sistemas de información o de recursos tecnológicos avanzados es fundamental para una empresa moderna, sin embargo, según Hamel, este hecho no aporta ventajas diferenciadoras decisivas, ya que son relativamente fáciles de “copiar”.
• Innovación en productos y servicios: Es la que primero nos viene a la cabeza cuando hablamos de innovación. Un producto innovador puede lanzar espectacularmente a una empresa, pero en un mundo donde los cambios tecnológicos son tan vertiginosos, los éxitos puntuales pueden ser efímeros. A Samsung sólo le llevó unos años copiar los sofisticados modelos de móviles de Nokia.
• Innovación estratégica: Un modelo de negocio diferente puede consolidar el liderazgo duradero de una empresa, pero a la larga, lacaba siendo imitado. Ryanair, Zara, Wal-mart pusieron en práctica modelos audaces de negocios, pero enseguida surgieron competidores.
• Innovación en MANAGEMENT: En la cúspide de la pirámide. Requiere un cambio de mentalidad de los directivos. Por eso es tan difícil de conseguir y de copiar. Se trata de instalar la cultura de la innovación sistemática, de forma que corra por la venas de la empresa, de conseguir que la ilusión y la creatividad destierren las pesadas losas burocráticas de un modelo gerencial que está obsoleto, que ahoga la libertad y que los “vientos de la destrucción creativa amenazan continuamente”.
Hablamos de instaurar una nueva forma de trabajar que supere los clásicos modelos, basados en el control y la eficacia, y que libere energía creativa por los cuatro costados. La puntualidad, la disciplina, el orden, son valores positivos en las organizaciones pero no deben anular el potencial innovador de los empleados. La buena noticia es que la creatividad y el talento pueden ser fomentados con facilidad por los directivos, con independencia del tamaño de la empresa y que no se necesitan grandes inversiones para ello.
Iremos abundando en estas ideas en sucesivas entradas del blog.
Pasatiempo creativo 2: ACERTIJO
Dime si eres entendido,
esto como puede ser:
ni tres es menos que cuatro
ni dos es menos que tres