Cuando el 1 de marzo de 1903 salió a la calle el primer número de ‘La Verdad’, nadie habría creído entonces que ese nuevo diario alcanzaría algún día 110 años de vida. Solo habían transcurrido cinco años desde aquel infausto 1898 que marcó el inicio de una de las mayores crisis económicas y políticas vividas por España. En esa época convulsa de enorme depresión y una pujante corriente de pensamiento regeneracionista, los diarios de información, fuertemente ideologizados, como la propia sociedad española, brotaban y desaparecían en cuestión de pocos meses. Como resultado de varias reuniones en el Palacio Episcopal de un grupo de sacerdotes, escritores y periodistas, ‘La Verdad’ nació como órgano de los sindicatos de la Federación Católica Agraria, uno de los colectivos más numerosos y más vinculados a la sociedad murciana. Entonces y ahora, un periódico no deja de ser un proyecto intelectual de compromiso con un conjunto de valores e ideas y con fuertes vínculos emocionales con su audiencia. Y así fue como ‘La Verdad’ aparece en 1903 como contrapunto de otro diario murciano, ‘El Liberal’, con el que convivió hasta la desaparición de este último en 1939.
No pretenden estas líneas convertirse en un repaso histórico de los avatares centenarios de nuestro periódico -de su periódico-, sino en un análisis de las razones por las cuales un diario impreso puede sobrevivir más de un siglo y seguir teniendo futuro en una sociedad globalizada e interconectada, donde el bombardeo de información en todo tipo de soportes alcanza cotas inimaginables hace solo una década. Tiempo y espacio hay, a partir de hoy, para mostrar en las páginas del periódico cómo se trenzó ese vínculo inquebrantable entre ‘La Verdad’ y los ciudadanos de la Región.
Si el periódico continúa siendo hoy el referente mediático de esta tierra es porque ha mantenido vivas las esencias de la murcianía y la defensa de los intereses generales de la Región, con una vocación de servicio a sus lectores a prueba de todo tipo de coyunturas políticas y económicas. También lo es porque ha sabido combinar el respeto y la difusión de las tradiciones con el impulso de las corrientes culturales más innovadoras. Somos motor de cambio y progreso a la vez que valedores de las costumbres populares más arraigadas. De esa forma seremos fiel reflejo de una sociedad donde lo añejo y la vanguardia conviven y nos dotan de un perfil singular, aunque armónicamente integrado en este gran país que es España.
Con humildad, pero sin complejos, ‘La Verdad’ se enorgullece de su inequívoca vocación de crear Región y constituirse en elemento de vertebración y cohesión de sus 45 municipios. En todos los rincones de la Región, cada mañana ha estado y estará ‘La Verdad’ puntualmente para informar, analizar y opinar sobre cuanto sucede en sus poblaciones. Periodismo de cercanía y periodismo de anticipación elaborado por un grupo de profesionales que sienten que su obligación deontológica no es colocar alfombras, sino levantarlas para lograr un pleno ejercicio del derecho a la información a través de una información veraz, rigurosa y de calidad. No nos conformamos con solemnizar lo obvio. Tampoco nos gusta el acomodaticio periodismo de agenda pública. Lo que nos motiva es revelar todo aquello de interés general que se intenta ocultar y dar voz a la sociedad civil en un diario pretendidamente plural y transversal. Nos adaptamos a los tiempos y por eso creemos en la innovación y en la tecnología, lo que nos llevó a apostar por la información en soporte digital y convertirnos en el primer periódico regional en número de usuarios de internet, por detrás solo de ‘La Vanguardia’ y ‘El Periódico de Cataluña’. Ningún periódico impreso sin un portal de información competitivo en la Red podrá a partir de ahora sobrevivir. Hoy puede estar vivo, pero sin duda está condenado a desaparecer en un tiempo no lejano.
Frente a quienes sostienen que los periódicos impresos tienen los días contados (algunos de ellos, conocidos y respetados directivos de medios de comunicación), muchos profesionales pensamos que el diario de papel, combinado con un producto diferente en la web, tiene un largo camino por delante. Nunca como ahora han sido más necesarios los periódicos tradicionales por el momento especialmente complicado en lo político, lo económico y lo social, que exige cabeceras de referencia que sirvan de contrapoder en defensa de los intereses ciudadanos. Los periódicos siguen siendo hoy los grandes generadores de contenidos informativos exclusivos. Sus páginas son, además, el santuario de la reflexión y del intercambio de ideas. A diferencia de las redes sociales y los medios de comunicación digitales, los diarios jerarquizan, ordenan y contextualizan los hechos informativos de manera mucho más útil y comprensible. Las noticias nos podrán llegar por el teléfono móvil, como ya sucede, pero para entenderlas en toda su complejidad aún son necesarios los diarios de papel. Como otras grandes marcas regionales y nacionales, ‘La Verdad’ tiene que ganarse el futuro a base de trabajo, compromiso y capacidad para mejorar su servicio a los lectores. No fue fácil cuando surgimos hace 110 años, como tampoco lo es ahora. Ahí está el reto apasionante al que nos enfrentamos, en un mar de dificultades, cada día en la Redacción y en los demás departamentos de esta Casa.