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El PP coge aire pese al batacazo

El bipartidismo pasó a la historia anoche por el derrumbe de PP y PSOE, y por la entrada con fuerza en el Congreso de los Diputados de Podemos y, en menor medida de la esperada, de Ciudadanos. Pero curiosamente, como en otros tiempos donde ni populares ni socialistas obtenían la mayoría absoluta, los nacionalistas podrían tener de nuevo la llave de esa gobernabilidad que ninguna formación tenía anoche asegurada. Ni el PP de Rajoy con el respaldo de la formación naranja de Rivera ni el PSOE de Sánchez con el apoyo de Pablo Iglesias (Podemos) y Alberto Garzón (IU) alcanzarían la mayoría suficiente en una primera votación de investidura. Ambos bloques prácticamente empatan a escaños, lo que puede hacer decisivos a ERC y Convèrgencia, más proclives a un pacto con quienes abogan por una reforma de la Constitución y un referéndum en Cataluña, en el caso de Podemos. Un panorama de total incertidumbre en el que solo caben, de momento, las especulaciones. Pese a su victoria en las urnas, Rajoy queda en situación comprometida. Y Sánchez, que aspiraba a ganar antes de la campaña, pierde 19 escaños y cosecha un mínimo histórico, aunque tiene sus opciones de llegar a La Moncloa. Anoche Iglesias era el gran triunfador y Rivera el principal derrotado, al quedar muy lejos de las expectativas que apuntaban los sondeos.

En la Región se cumplieron las encuestas. El PP de Ramón Luis Valcárcel pierde nada menos que 24 puntos porcentuales y casi 180.000 votos respecto a las generales de 2011. Obtiene cinco escaños frente a los ocho de hace cuatro años, un objetivo en línea con las previsiones que se fijaron los populares al inicio de la campaña. Dentro del descalabro, la mejor noticia para esta formación es que con Pedro Antonio Sánchez al frente del Gobierno regional mejora en tres puntos su apoyo en las urnas, hasta alcanzar el 40,4% de los votos, con respecto a las autonómicas. El mayor mordisco se lo propina Ciudadanos, que obtiene un buen resultado (dos escaños) y mejora en cinco puntos en el reparto de votos desde los comicios regionales de mayo. Pese a que se desinflaron sus expectativas a nivel nacional, fue la segunda fuerza en Murcia, Cartagena y Molina de Segura, tres de los cuatro municipios con más habitantes. El PSOE de Rafael González Tovar no puede presumir de resultados. Todo lo contrario. Repite en número de escaños al Congreso y Senado, pero conoce un nuevo suelo con un 20,3% de los votos, el peor porcentaje de su historia. Pierde seis décimas respecto a las autonómicas y naufraga en las grandes ciudades. Fue la cuarta fuerza en la ciudad de Murcia y en Molina de Segura, y la tercera en Cartagena. Solo en Lorca, tradicional bastión socialista, mantuvo su segunda posición. Podemos consigue un escaño y experimenta una discreta subida de dos puntos desde mayo, aunque se convirtió en el referente de la izquierda en Murcia y en Molina de Segura. Han sido estas elecciones generales un termómetro del estado de salud de los partidos en la Región, aunque el escrutinio a nivel nacional deja a todos sumidos en la incertidumbre. En primer lugar al presidente Pedro Antonio Sánchez, que lo tendría crudo si el inquilino de La Moncloa no es Mariano Rajoy. Se acabaría el hilo directo y tendría que guardar cola. Quién sabe. Quizás el PSOE, con una política de pactos en Madrid, podría terminar esbozando una sonrisa en cuestión de semanas.

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