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Angela Jiménez Lax

Come, siente, fluye

Se me antoja

Se me antoja…..se me antoja escribir, se me antoja reír, se me antoja ser feliz…..porque en ocasiones resulta más fácil contar un problema, que un simple sentimiento de contento o felicidad por no hacer sentir mal al otro o incluso porque le restamos importancia o relevancia al hecho de sentirte feliz.

¿Nos han educado para saber expresar mejor las malas emociones que las buenas?

No creo que nos hayan educado para saber expresar ninguna de las dos, pero tengo claro que estamos tan acostumbrados a escuchar quejas, a movilizarnos por aspectos negativos, y a resaltar lo malo que nos haya sucedido que eclipsamos todo lo bueno que llevamos.

No creo en sí en la suerte, o en que haya personas estrelladas y otras con estrella; creo que sencillamente hay quien fija su atención en todo lo bueno que le va sucediendo en el día y quien la focaliza en lo único negativo que haya sucedido, y sabéis por qué? Porque somos tan egocéntricos, que damos toda la importancia a lo negativo, olvidándonos de agradecer por lo positivo.

Es decir: me quejo porque se me ha escapado el autobús, pero no me alegro por haberlo cogido. Fácil, entiendes verdad? Damos por supuesto que lo bueno nos tiene que venir dado y no apreciamos todo lo que nos va sucediendo, y en el minuto que algo negativo pasa por delante, hacemos un gran drama almodovariano. ¿Por qué? Y mejor todavía ¿Para qué?.

Porque nos han hecho creer que ser felices es de “ilusos”. Porque nos han hecho creer que el que vive feliz, vive en los “mundos de yupi”. Porque nos han hecho creer que sentir felicidad por las pequeñas cosas es una “mediocridad absurda”. Porque nos han hecho creer que solo el “tonto” es feliz en un mundo lleno de desgracias. Es cierto que ver cada día las injusticias, y atrocidades que suceden (el 99% viene por responsabilidad humana, ojo) a poca empatía que tengas te araña un trozo de las entrañas y hay que aprender a convivir con ello. Pero la mayoría de la gente no cree que su vida es una mierda por lo que sucede a 5.000 km, no. La mayoría de la gente vive infeliz porque cree que su vida no tiene sentido al no haber alcanzado nada de lo que de pequeño le prometieron, de lo que ve en los medios, o de lo que genera una admiración negativa. Cuando todo es más fácil que eso. Cuando la felicidad verdadera, la eterna, la que no se puede robar, la que va contigo siempre es tan sencilla como apreciar cada pequeño momento de tu vida, cada acto, cada comida, cada cena, cada paseo, cada risa, cada momento…siempre he sido muy celebrar y llámame ilusa pero me seguiré emocionando con cada regalo, con cada conversación fluida o cada poema que te atraviese el alma.

Llámame “tonta” pero me quedo en el lado de la no queja, de la felicidad desbordada, de la alegría por cada pequeña cosa, de la sonrisa en la cara,

y si me preguntan:

“Pero que te ha pasado para estar tan feliz?”

continuaré respondiendo:

“Nada, precisamente eso, nada”.

 

Se me antoja ser feliz y compartirlo porque he descubierto que es una bonita semilla fértil para dejar en este planeta.

 

Sean felices, o no. Es su elección.

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Sobre el autor

Wellness Coach especializada en Mindfulness y Nutrición. Diplomada y Licenciada por la UMU. En mis talleres de Yoga Fit todos tenemos cabida. Necesidad imperiosa de compartir un estilo de vida que equilibra cuerpo-mente-alma. Escribir me da alas y vivir es mi forma de vida. A través de Simplementesé expreso mi esencia e intento poner un granito de arena para crear un mundo mejor a través de sonrisas, conciencia y resiliencia. Síqueme en @Anandalax y conoce mucho más en http://simplementese.com/ "Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo" M. Gandhi.


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