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Pachi Larrosa

El Almirez

Dos pasos de gigante

El Gobierno regional da un golpe de timón y apuesta fuerte por contar el relato gastronómico de la Región a España y al mundo

Qué bien se come en Murcia, ¿no? Pero nadie viene a comer aquí. Cuando alguien viene a nuestra región se da cuenta de lo bien que se come. Pero nadie viene aquí a comer”. De esta manera tan directa resumió el problema que tiene la gastronomía, y en consecuencia, el turismo gastronómico murcianos, el director general de Turismo, Francisco Bernabé, en la inauguración de unas recientes jornadas sobre turismo gastronómico celebradas en el Centro de Cualificación Turística.

Iñaki Gaztelumendi, asesor del Basque Culinay Center fue uno de los ponentes. Ex director de Turismo en Santiago de Compostela, con familia en Murcia y buen conocedor de la Región, Gaztelumendi señala que es cierto que Murcia no está situada en el panorama nacional al mismo nivel que otras comunidades autónomas que destacan por su gastronomía y por su potencia enogastroturística. Pero también lo es que contamos con todos los recursos necesarios para estarlo: ambientales, culturales, históricos, patrimoniales, culinarios, productivos… con una gran diversidad de entornos naturales diferentes y, en consecuencia, de producciones de calidad. “El problema complicado lo tienen territorios que no tengan esa base, esos recursos, pero no es el caso de Murcia”, asegura.

Efectivamente, no es el caso. Vivimos en Región semiárida, de clima mediterráneo, cálido e impredecible, de relieve diverso y tortuoso, con valles, sierras, altiplanos, bosques y zonas desérticas y un litoral, donde se desarrollan una gran variedad de microclimas, con contrastes entre secanos y regadíos, umbrías y solanas. Sobre semejante territorio han ido decantándose durante miles de años los posos de las grandes civilizaciones de la historia, dejando una riquísima herencia de hábitos alimenticios, sistemas productivos, recursos culturales, configurándose así una de las áreas de la UE con un patrimonio genético cultural más rico y diversificado. En consecuencia, con gran variedad de recursos genéticos animales y vegetales, base de una despensa muy rica y variada concentrada en un pequeño espacio geográfico y uno de los fundamentos de una gastronomía diversa que se concreta en tres cocinas murcianas bien diferenciadas: el monte, la huerta y el litoral.

¿Qué ocurre, por tanto? ¿Cuáles son las razones por las que la gastronomía y el turismo gastronómicos de la Región no están al nivel que se merecen en base a su potencial? No nos lo creemos y no hemos sabido contarlo. Quizá tenga algo que ver la situación geopolítica de la Región, sometida a una especie de pinza entre dos potencias de primer nivel en el sector turístico como son la comunidad valenciana y Andalucía. Quizá una especie de complejo de inferioridad histórica producto de un pasado reciente de miseria y pobreza, de hambrunas y desastres que nos lleva a cerrarnos en nosotros mismos, autoafirmarnos al estilo de ‘Murcia qué hermosa eres!, y decirnos a nosotros mismos que no hay nada mejor que lo nuestro, cuando apenas conocemos el exterior. Quizá el conservadurismo y, en ocasiones el fatalismo de un todavía influyente mundo rural, tantas veces resignado a los envites de una naturaleza no siempre amable que en pocos minutos puede acabar con hacienda, vidas y futuro. Sea lo que fuere, hay que recordar que somos herederos de los orgullosos griegos, de los aguerridos romanos, de los aventureros cartagineses, de los fabriles árabes y que este magnífico país que se afana entre Francia y Portugal, sería hoy muy distinto si no hubiera sido por Murcia.

Tenemos que creérnoslo, estar orgullosos de lo que tenemos y convencidos de que llevamos cartas suficientes para ir a por todas… y aprender a contarlo. Tenemos que aprender a articular un relato, los mil y un relatos de una gastronomía que abarcan desde la producción al mantel, desde los viejos recetarios a las técnicas más innovadoras, desde las cepas a la copa, desde la vida a pie de bancal hasta los salones más exclusivos, desde el patrimonio inmaterial a las emociones que hacen de una experiencia algo memorable.

Y por supuesto, el Gobierno regional, los ayuntamientos, los políticos tienen que apostar fuerte, ir con todo convencidos de que llevamos escalera de color. Así parece haberlo entendido el nuevo director general de Turismo que en los pocos meses que lleva al frente de esta responsabilidad ha sabido buscar las alianzas necesarias para empezar a articular ese relato y recolectar los recursos necesarios para afrontar el reto, con dos primeras grandes apuestas. Optar a la capitalidad gastronómica para la ciudad de Murcia en 2020 y la firma de un convenio estratégico con el grupo ‘Vocento’, hoy la gran potencia gastronómica del país y más allá. El grupo periodístico, al que pertenece ‘La Verdad’, cuenta con una división gastronómica que es propietaria de los dos mayores eventos de este tipo que se celebran en el mundo: San Sebastián Gastronomika y Madrid Fusión, además de otros eventos repartidos por la geografía española y por varios países del mundo. En esos dos grandes eventos, que concitan la atención de la prensa especializada nacional e internacional, por primera vez la gastronomía murciana aterrizará con gran protagonismo.

Dos primeros pasos en la dirección correcta, pero dos pasos de gigante.

 

Sobre el autor

Periodista, crítico gastronómico. Miembro de la Academia de Gastronomía de la Región de Murcia.


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