Ante la ‘nueva normalidad’ que viene, los hosteleros recuerdan que la defensa contra el virus no solo depende de ellos
La formulación del conocido ‘efecto mariposa’ es obra del matemático estadounidense E. No. Lorenz y la acuñó para explicar el comportamiento caótico de sistemas inestables, tales como el tiempo meteorológico. La idea tiene como antecedente un viejo proverbio chino: «El leve aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del planeta». Y si hay algo que ahora mismo nos interconecta a todos es un virus. Ya saben: un ciudadano chino adquiere una determinada proteína animal procedente de un poco controlado mercado de una remota ciudad china y meses después hay una pandemia que se lleva la vida de miles de personas y provoca una brutal crisis económica a nivel global.
Este lunes estrenamos la llamada ‘nueva normalidad’. Hay que hacer hincapié en el adjetivo ‘nueva’ de la expresión, por cuanto no se trata de volver al 13 de marzo. Se trata de convivir con un virus, ya sin la protección de un estado de alarma, sin que exista aún ni una vacuna ni un tratamiento infalible. Es decir: con las únicas armas de nuestro individual sentido de la responsabilidad. Un buen número de cocineros y restauradores con los que he hablado estos días en los que el sector va abriendo poco a poco y testando las diferentes medidas de seguridad que han implementado en sus negocios han coincidido en afirmar que en realidad, la medida más importante la tienen que aportar los clientes: higienizarse las manos en la entrada, no retirar sus mascarillas hasta que no estén sentados a la mesa, ajustarse a las señales que organizan su movilidad dentro del establecimiento… Es decir moverse de forma consciente respetando lo establecido por cada local. No van a existir ya elementos coercitivos –los camareros no son policías– así que todo están en manos del cliente.
Otro fenómeno que he conocido por los testimonios de los profesionales es que en esta reentrada súbitamente la edad media de los clientes ha descendido significativamente. Hay algún restaurador cartagenero, por ejemplo, que se asombra de que su local se ve ocupado por una clientela que está por debajo de la cuarentena, algo que jamás había ocurrido. Otro conocido restaurador, este de la capital de la Región, señala que los que no están acudiendo son los clientes ‘de toda la vida’, los más longevos.
Veamos: que los habituales de más edad de momento no estén acudiendo a los restaurantes pude estar relacionado con su condición de población de riesgo y por el miedo que pueden algunos sentir al contacto cercano con otras personas, algo que sin duda se irá normalizando. Más curioso es el hecho de que estén siendo reemplazados por los llamados ‘millenials’ e incluso por su antecesores, la ‘generación Z’. Estos últimos acaban de cumplir su mayoría de edad el pasado año y configuran la primera generación digitalmente nativa. Y aunque la inmensa mayoría viven con sus padres y tienen un poder adquisitivo limitado, poseen un claro poder de decisión.. Los ‘millennials’ son jóvenes nacidos a partir de los 80 que buscan no solo buena comida sino experiencias globales, emociones, novedades, y por tanto, los restaurantes de especialización y muy personalizados. Y lo más importante: entre ambas generaciones «van a tener en 2025 en España del 47% de la renta disponible», según datos aportados por el consultor Jesús Navarro, en el Foro Bankia Forward que se celebró el pasado año en Murcia organizado por este periódico.
Estos ‘jovenzuelos’ son los que con mayor fruición están acudiendo a bares, restaurantes y terrazas en estos momentos: gente con muchas ganas de vivir, de relacionarse, personas con cierto grado de despreocupación, en muchos casos convencidos de que su fortaleza y juventud son un escudo ante el Covid-19. Y es a ellos a los que habría que recordar especialmente las consecuencias de no seguir estrictamente las medidas adoptadas por los negocios: cuando alguien estornuda en Pontevedra, puede mandar al paro a un camarero en Cádiz.
Un estudio que ha analizado todos los casos de la enfermedad registrados en Japón hasta su estado de alarma ha establecido que es el grupo de edad de 20 a 29 años, seguido del de 30 a 39 años, el que origina más brotes de Covid-19,
El virus es un agente social. No está flotando en el aire; cuando existe es porque está dentro de alguno de nosotros. Hagamos caso a nuestros hosteleros: son los principales interesados en que la mariposa no aletee.