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Tokyo-Cartagena

La ciudad portuaria acoge Gartagenasia, un evento que acerca, a través de la gastronomía, usos y tradiciones de dos culturas muy distintas

Desde el pasado jueves y hasta mañana se está desarrollando en el Puerto de Cartagena, frente al Batel, lo que considero uno de los grandes encuentros gastronómicos del año: Cartagenasia. Un encuentro de dos culturas tan alejadas entre sí como la mediterránea y la japonesa, unidas por un vínculo gastronómico: el atún rojo. Dentro del marco de Región de Murcia, Capital de España de la Gastronomía, la Asociación Empresarial de Acuicultura de España (Apromar) ha lanzado un magnífico programa consistente en acercar ‘pedazos’ de la cultura japonesa a estas latitudes. La embajada japonesa en España, el Ministerio de Agricultura, Pesca y alimentación, la Unión Europea, 1.001 Sabores región de Murcia y el Ayuntamiento de Cartagena han prestado su apoyo y colaboración, junto con el grupo Ricardo Fuentes.

Que nadie se engañe: esto no va de unos cuantos talleres de sushi, un ronqueo y una degustación. Esto va de acercar a la orilla del Mediterráneo, elementos esenciales de una cultura también milenaria desarrollada en unas islas situadas a 11.000 kilómetros de Cartagena. Esos ‘pedazos’ de los que hablaba son exposiciones de tradiciones japonesas, talleres y muestras del arte de la caligrafía, de disciplinas como el ‘origami’ (papiroflexia), espectáculos de narración de cuentos japoneses, el ‘furoshiki’, una tela usada por las familias para envolver objetos, el arreglo foral japonés, espectáculos de tambores…. Todo ello de la mano de grandes maestros japoneses.

Carlos Duarte, uno de los oceanógrafos más prestigiosos del mundo ha dicho: “Hace 10.000 años ya aprendimos a cultivar de manera controlada los vegetales -agricultura-. Pero seguimos hoy siendo cazadores y recolectores en los océanos”. En consecuencia aboga por incrementar la producción  de la acuicultura, haciéndola extensiva a mayor diversidad de especies poco valoradas hasta ahora. De hecho, la acuicultura -despojada ya de un cierto desprestigio gastronómico originado en sus inicios, y dotada de unos estándares de seguridad alimentaria, sostenibilidad medioambiental y una calidad intachables, representa ya más de la mitad de las capturas de peces a nivel mundial, frente al conjunto de todas las artes de pesca.

Pero el peso en la Región es mayor: Murcia es líder en producción de lubina y atún rojo de toda España en granjas de acuicultura, y está entre los primeros puestos en doradas. La Región es, además, es una de las tres zonas del mundo donde se ha conseguido la crianza del atún en ciclo completo, junto con Japón y Australia, y de hecho, el mayor exportador de atún rojo a Japón. Una actividad, la de la pesca del atún, milenaria en nuestra comunidad. Está perfectamente documentado que los fenicios ya practicaban la pesca con  almadraba, sobre todo para capturar los grandes atunes. Hoy solo queda una almadraba en activo en todo el Mediterráneo, en La Azohía.

Claro que también hay ronqueo, y talleres de sushi y otros cortes típicos japoneses del pescado; y visitas a barcos pesqueros y a la lonja; y showcoockings. Pero lo importante de este encuentro es que el producto gastronómico sirve de pretexto y pegamento, de hilo argumental para acercar dos ámbitos de usos y costumbres muy diferentes y muy separados no solo por la distancia en kilómetros de los lugares donde se desarrollan.

En definitiva, una magnífica iniciativa que  puede ser una herramienta valiosa -si, como sería de desear, se convierte en un encuentro anual sucesivamente enriquecido- para reivindicar más allá de las fronteras regionales el papel de la Región y de Cartagena en particular en una industria de futuro, vinculada a la economía azul, como es la acuicultura.

Si tuviera continuidad, quizá debiera incorporar aspectos relacionados con la investigación y con el sector profesional para dotarla también de un aspecto ‘académico’ y de foro en el que apostar por la sostenibilidad e, incluso, por la recuperación de recursos marinos, por la búsqueda de nuevas especies, poco apreciadas hasta ahora gastronómicamente -algo a cambiar en complicidad con los chefs como prescriptores- y por la preservación de los sistemas tradicionales de pesca, articuladores de ámbitos territoriales locales.

Son estas iniciativas potentes, envueltas en un relato más allá de la simple coquinaria, las que acaban llegando a más amplias audiencias y, por tanto. favoreciendo los objetivos de la Capitalidad Gastronómica: que nos conozcan, que vengan… y que vuelvan.

Sobre el autor

Periodista, crítico gastronómico. Miembro de la Academia de Gastronomía de la Región de Murcia.


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