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Pachi Larrosa

El Almirez

Terrazas, qué lugares

La disposición del Ayuntamiento de Murcia a mantener las ‘terrazas Covid’ es una buena noticia para el sector

Parafraseando el famoso refrán español, en estos tiempos de tribulación podemos decir que “quien tiene una terraza tiene un tesoro”. Siempre fue Murcia lugar de callejeo, de socialización al aire libre. Como toda España, sí, pero con ciertas peculiaridades. Aquí se inventó la comida en la barra -Rincón de Pepe- que luego se ‘exportó’ a Alicante, en el Nou Manolín, y de allí, por mediación del gran Joël Robuchón, a todo el mundo, a través de sus L’atelier. Pero es que en Murcia, la deriva inmediata fueron las ventanas de los bares, un elemento arquitectónico que creció como las setas en las fachadas de nuestras calles, una especie de tránsito entre el interior y el exterior de los establecimientos que, junto con las terrazas siempre contó con el aprecio de los murcianos. Y aquí se inventó el ‘tardeo’, una etiqueta bajo la que se extendió la ocupación de las terrazas a lo largo de toda la tarde hasta enlazar con la noche; un invento que luego se extendió al resto del Levante y posteriormente a otras ciudades.

Con la irrupción de la pandemia estos espacios exteriores se convirtieron rápidamente en el clavo ardiendo al que los hosteleros que contaban con esa posibilidad se agarraron para intentar paliar los destrozos que a su cuenta de resultados hicieron las sucesivas restricciones impuestas para luchar contra el virus. De tal manera que disponer de estos espacios mas o menos grandes se convirtió en algo vital para la supervivencia de bares y restaurantes. Quienes carecían de estos espacios fueron sin duda, los que más sufrieron. Aún hoy, cuando parece que hayamos pasado lo peor y que la sexta ola remite de manera evidente, los clientes de la hostelería prefieren usar las tarrazas y se muestras reacios a aventurarse en los interiores, una actitud que tardará tiempo en normalizarse. Creo previsible que, incluso, se recuperarán antes las barras de interior que los comedores. Por esa razón se han venido multiplicando estos espacios en las geografías urbanas de la Región, ocupando zonas como parques, calles peatonales, plazas e incluso espacios de aparcamiento con la comprensión y la complicidad -en diversos grados de intensidad- de los ayuntamientos de la Región. En concreto en la capital de la Región se estima que su número ha aumentado en un 75% desde el año 2019, a lo que hay que añadir casi 200 ampliaciones de las que ya existían.

Hacer unas semanas ya decíamos en este mismo espacio que en este 22 se verán reforzados sistemas como la comida para llevar (take away) y entrega a domicilio (Delivery) que las restricciones impuestas como consecuencia del Covid impulsó y llegaron para quedarse. Cada vez es más habitual un paisaje urbano surcado por decenas y centenares de ‘ryders’ cruzando la ciudad a bordo de sus bicis y motos, cargados de sus mochilas conteniendo los pedidos. Y que era muy posible que hayan venido para quedarse los nuevos espacios ganados al suelo urbano por las terrazas de los bares. Una vez abierta la mano de las administraciones para ayudar a la hostelería en su travesía pandémica, muy difícil será una marcha atrás una vez terminada esta. Afortunadamente para los hosteleros la disposición del Ayuntamiento de la capital es buena en este sentido. Representantes del propio sector han encontrado buena acogida sus pretensiones de que se mantengan esos espacios -hay 550 nuevas terrazas en Murcia desde que se inició la pandemia- al menos hasta que no quede rastro de restricción alguna. Habrá que ser ‘creativo’ con las ordenanzas municipales para permitir su consolidación y, desde luego, habrá que hacerlo teniendo en cuenta a los vecinos de las zonas afectadas, en cuanto a la gestión del ruido y a los demás usuarios de la vía pública.

La hostelería es un sector clave para este país. No solo por su peso específico en el PIB -creó un 4% de la riqueza regional en 2018-, sino en la vida social e incluso en nuestra ideosincrasia. La hostelería soporta unos espacios de socialización claves en la conformación de nuestra manera de ser y de vivir, sin los que no se entendería España  ni Murcia. Y las terrazas constituyen una de las expresiones más directas del carácter de los murcianos, siempre volcados en los espacios al aire libre, en las calles. Es de gran importancia, por tanto, que las administraciones arrimen al sector recursos para su reconstrucción y que las locales sean comprensivas e ‘imaginativas’ a la hora de interpretar las ordenanzas, como así parece que lo está haciendo el Ayuntamiento de la capital.

Sobre el autor

Periodista, crítico gastronómico. Miembro de la Academia de Gastronomía de la Región de Murcia.


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