De lo eficaz que sea la estrategia de información sobre la gastro nomía de la Región durante la capitalidad dependerá la relevancia de sus éxitos
A falta de que se vayan concretando los diferentes programas de actividades e iniciativas que deben jalonar el próximo año la condición de Murcia como Capital Gastronómica de España, la filosofía de trabajo que inspira a sus impulsores desde el Instituto de Turismo me parece en principio la más adecuada.
Hay que recordar que el objetivo sobre el que se deben enfocar estas actividades no son los ciudadanos de Murcia, sino precisamente, todos aquellos que no lo son. Se trata de difundir fuera de nuestras fronteras regionales los valores, recursos y experiencias que ofrece la región al turista gastronómico tanto nacional como extranjero. Es decir, que se debe centrar el foco sobre todo en estrategias de comunicación efectivas, en actividades de alto potencial de impacto mediático. Tanto el convenio firmado con el Grupo Vocento (propietario de los principales congresos internacionales de gastronomía), como la elaboración de un programa de visitas guiadas a lo largo del año de periodistas especializados de medios nacionales y la realización en la Región de programas televisivos de gran audiencia nacional van en este camino. Es decir debemos hacer cosas grandes, cosas mediáticamente relevantes y cosas permanentes.
Un ejemplo: Murcia es la región con mayor superficie cultivada mediante técnicas de agricultura ecológica y ha sido pionera en la producción de frutas, hortalizas, arroz, uva, almendra y cereales con este sello ya desde finales de los setenta del siglo pasado. Los productos ecológicos forman parte de esas tendencias tan de moda de ‘gastronomía saludable’ y gastronomía sostenible’. ¿Por qué no pensar en un gran congreso nacional y/o internacional sobre gastronomía y agricultura ecológica?
Pero por otra parte, tenemos que asear la casa. No podemos llegar a 2021 y regresar a la casilla de partida, como si aquí no hubiera ocurrido nada. Debemos aprovechar esta oportunidad para solucionar muchos problemas, descoordinaciones, insolidaridades y malas prácticas profesionales y empresariales que lastran el sector.
Uno de los aspectos que se abordaron en la última reunión de la Mesa Regional de Gastroturismo (en realidad ya se había planteado en la reunión celebrada el pasado mayo), es la creación de una red o una especie de central de compra-venta que conecte a cocineros y restauradores con pequeños productores y artesanos para que aquellos tengan fácil y rápido acceso a los productos locales de alto valor gastronómico, y éstos, un canal sencillo donde vender sus producciones; una especie de sistema de distribución paralelo, exento de intermediarios innecesarios que encarecen la materia prima y ajeno a las grandes multinacionales del sector. Es de esperar que para la próxima reunión de la Mesa se haya dado algún paso en esa dirección.
Otra de las medidas adoptadas a raíz de la declaración de la capitalidad es la de establecer mecanismos de coordinación entre las consejerías de Turismo y la de Agua, Agricultura y Medio Ambiente, incluyendo es este acuerdo al Info, la agencia de desarrollo económico de la Comunidad Autónoma. Al fin y al cabo, una de las cosas que diferencia una simple comida de una experiencia gstronómica es la existencia de un relato que conecte lo que se coloca sobre el mantel con sus orígenes, su entorno primario y la cultura y tradiciones que rodean su producción.
Y hablando de coordinación, también por segunda vez en una reunión de este foro, se puso sobre la mesa la necesidad de incluir en esa coordinación a la Consejería de Educación, desde el convencimiento de que el conocimiento ya en la escuela (en las aulas y en los comedores escolares) de los productos de la tierra y de las técnicas culinarias para su elaboración contribuirán decisivamente en la conformación de unos hábitos alimenticios saludables para el futuro de los escolares.
Comunicación y formación, dos claves para un futuro mejor. Y hablando de formación, es necesario, ahora más que nunca, un esfuerzo en ese sentido entre los profesionales del sector: tanto en buenas prácticas profesionales como en el manejo de idiomas, específicamente el inglés. Se que ambos son un problema complejo con múltiples aristas pero precisamente por eso debemos aprovechar cualquier circunstancia para empujar en esa dirección. Si queremos que vengan más turistas a nuestras tierras guiados por sus aromas y sabores, debemos saber atenderlos lo mejor posible. Y, desde luego, tomárnoslo en serio. Por ejemplo, siendo muy rigurosos con la formación de los profesionales y fiscalizando la docencia de este tipo en centros privados, previniendo tentaciones de tirar a la baja los precios y los recursos destinados a ella.
Tenemos que contar lo que tenemos y a la vez, mejorarlo y aprovechar este año para que esas mejoras sean permanentes. Nos va el futuro en ello.