En un futuro próximo, una empresa de cirugía estética invasiva transfiere la conciencia de una mujer a un cuerpo más joven. Están todos los recuerdos, el reconocimiento de cuanto se ha vivido, pero falta lo fundamental: las emociones, el amor incluso hacia su propia hija. Una misma conciencia contempla de repente su “primera vida” como lo otro, como algo extraño. La protagonista ya no habla de “yo”, sino de “ella”. La película se titula Advantageous (2015), la dirige Jennifer Phang, y la conclusión resulta tan magistral como emocionante: en contra de las principales tesis del pensamiento religioso y filosófico occidental, el alma es el cuerpo. Lo que singulariza ontológicamente al individuo, lo que lo convierte en un ser único e inimitable es la carne. La conciencia está en la materia.
Con el paso del tiempo me he percatado de que los libros, las canciones y las películas que me sacuden intelectualmente son los que me provocan una desolación imposible de verbalizar, una tristeza insondable. Advantageous es de esa estirpe. Y acabará por convertirse en un film de culto, y en el culpable de que, por contraste, Blade Runner no pase de ser un impotente producto pseudofilosofico.
Una experiencia conmovedora.