“La llamada sociedad del conocimiento no compite tanto por recursos materiales como por las destrezas que tienen que ver con el saber en un sentido muy amplio. La innovación consiste, de entrada, en la capacidad de distanciarse de las propias rutinas, de lo sabido, de los estereotipos y tener la capacidad de no contentarse con lo adquirido” (Daniel Innerarity).
Compromiso con la innovación
La celebración, la semana pasada, de la interesante jornada: “Compromiso con la innovación en la Región de Murcia” , me ha hecho volver a reflexionar sobre el concepto de innovación en su sentido más holístico y por tanto menos fragmentado, con menos “apellidos”, más global, y con más poder transformador de la sociedad, en general, en todos los ámbitos, y no sólo en el relativo a las empresas o al de las propias instituciones que tienen la responsabilidad de configurar el ecosistema innovador del territorio.
Uno de los objetivos fundamentales de este evento ha sido, precisamente, el de abordar, con esta perspectiva sistémica e integradora, la construcción de un modelo de región innovadora, teniendo en cuenta, pero perfeccionándola en lo posible, la Estrategia de Investigación e Innovación para la Especialización inteligente (RIS3), articulada en torno a tres principios básicos: la especialización, la internacionalización y la hibridación, y asumida como agenda de transformación económica de la Región de Murcia en el marco del Plan Estratégico 2014-2020.
Innovación Social
En una sociedad de ritmo trepidante como la actual, dado el carácter multidimensional e interdependiente de los problemas que se plantean, ninguna institución tiene todas las respuestas por sí misma, siendo más necesario que nunca aportar soluciones innovadoras que requieren la colaboración de todos los actores implicados en cada problemática, dentro de una visión de conjunto compartida.
Nos referimos a los llamados “wicked problems” o crosscutting problems (problemas aviesos o perversos), como pueden ser los relativos a la sostenibilidad ambiental, la globalización, el envejecimiento, las drogadicciones, la obesidad, las epidemias, la seguridad, el desempleo juvenil, la inmigración o la pobreza, que son los que caen más directamente en la esfera de lo que se ha dado en llamar innovación social.
Movilizar a toda la sociedad en una cruzada por la innovación no es asunto baladí. Si se quiere conseguir una auténtica transformación social, que lleve implícito el desarrollo económico, es preciso superar un enfoque exclusivamente tecnológico, económico o empresarial de la innovación implicando y motivando a todos los ciudadanos en la construcción de una sociedad abierta, que sea capaz de cuestionar las rutinas establecidas, y de diseñar respuestas innovadoras a los problemas sociales, buscando siempre el interés general.
INNObasque
En esta materia, una referencia obligada en nuestro país es, sin duda, la iniciativa Innobasque. En una publicación que recoge sus principios fundacionales, “¿Cómo es una sociedad innovadora?” , cuyos autores son pensadores tan acreditados como Daniel Innerarity o Ander Gurrutxaga, se califica el objetivo de convertir a Euskadi en una región innovadora como “…un reto fascinante, porque reclama un profundo cambio cultural, que refuerce valores como la educación y la formación, la igualdad de género, la diversidad, la participación, la calidad del empleo, la responsabilidad social, el envejecimiento activo, la creatividad, la tolerancia a la incertidumbre y riesgo, la curiosidad, el espíritu emprendedor, etc.”
Bajo el mismo lema de la jornada celebrada en Murcia, compromiso con la innovación, su presidente, Alberto García Erauzquin, fijaba las líneas de actuación de Innobasque para 2015:
Una innovación, una agencia regional
La cultura de la innovación necesita un lenguaje común, una visión amplia e integradora (que quepa todo el mundo). Requiere orientar todos los fotones en fase para producir un foco potente de luz, en vez de rayitos dispersos que, lejos de apuntar en la misma dirección, parecen, a veces, hacerse la competencia.
Bebiendo de fuentes de inspiración como Innobasque y considerando la innovación como un concepto poliédrico pero único, el Plan Estratégico de la Región de Murcia 2014-2020 (Plan IRIS 2020) recoge la creación de un instrumento similar, la Agencia Regional de Innovación e Investigación (AI2), que será objeto de un próximo post.