En la actualidad, pocos asuntos suscitan tanta unanimidad a su favor como la innovación. Cuántos esfuerzos se realizan con este leitmotiv en forma de artículos, manifiestos, pactos, publicaciones, jornadas, decálogos, … y sin embargo, qué lejos estamos todavía de que este concepto llegue al gran público, pasando a ocupar la agenda diaria de las televisiones, de los debates políticos, de la prensa escrita.
Hace algún tiempo, buscando referencias sobre la importancia vital de la comunicación para promover una sociedad innovadora, me tropecé con el anuncio de una jornada sobre periodismo e innovación organizada por la Universidad Carlos III de Madrid que me sorprendió por la calidad y la claridad de los argumentos que exponían para motivar la asistencia al evento.
“El reto de nuestro siglo XXI es lograr una sociedad innovadora, basada en el conocimiento, que pueda dar respuesta a problemas y necesidades globales, con soluciones sostenibles. Es necesario desarrollar una cultura de la innovación, donde los medios de comunicación desarrollan un papel crítico en la difusión de la información y creación de opinión pública”.
En este post me ocupo del periodismo comprometido con la difusión de la cultura de la innovación, de la ciencia y de la tecnología y no entro a considerar la necesidad de innovar y de adaptarse a los tiempos que, como empresas, acometen o deben acometer los propios medios de comunicación.
Volviendo a la jornada “Comunicar la innovación”, convocada como un encuentro entre innovadores y medios de comunicación, fijaos en las cuestiones que planteaban los organizadores, dirigidas a una audiencia con formación universitaria:
¿Es la innovación un tema de interés social?
¿Somos conscientes de que la innovación nos beneficia a tod@s?
¿Cuáles creéis que serían las respuestas que daría el ciudadano medio a estas preguntas tan simples y directas? Quizá obtendríamos muchos no sabe/no contesta. La innovación sigue siendo un concepto difuso y poco comprendido en general, en toda su extensión, incluso entre las élites sociales y en los ámbitos políticos. Por cierto, ¡qué pocas veces se ha oído este vocablo en los debates electorales¡
Esperemos que más pronto que tarde, estas preguntas pudieran resultar absurdas por evidentes. Han pasado 4 años y siguen estando vigentes.¿Alguien se imagina planteándose dichas cuestiones acerca del AVE o del agua, en nuestra región?
En esta cruzada por la innovación en la que están embarcadas todas las sociedades modernas, hay tareas y responsabilidades para todos, comenzando por los líderes políticos, que deben concretar su apuesta estratégica por la innovación de una forma contundente, pero los profesionales de la comunicación están llamados a desempeñar un papel crucial en la construcción de una sociedad innovadora.
A efectos de movilización social, un periodista siempre lo hará mucho mejor, de forma más efectiva, que las personas incluidas en lo que se ha dado en llamar periodismo ciudadano, entre las que no sólo se pueden contar aficionados, como es mi caso, sino auténticos expertos en sus materias, dignos de admiración, que escriben para convencidos, que iluminan a interesados pero que no tienen, quizá, la capacidad de llegar al gran público.
Todos son necesarios, de ahí el interés de propiciar esos puntos de encuentro entre ambos colectivos: los que saben y los que saben contarlo.
Nadie como los medios de comunicación saben y pueden interesar a los ciudadanos, ejerciendo al mismo tiempo un papel motivador, también de presión y de sana crítica, hacia los poderes públicos para que consideren a la innovación como una prioridad estratégica, que sea consistente en el tiempo, con independencia de los colores políticos, como ocurre en el País Vasco con la iniciativa Innobasque, que ha sobrevivido a varios cambios de gobierno.
Así nos lo contaba su Director General, Txema Villate, hace unas pocas semanas en Murcia.Por cierto, con motivo de su participación en la reciente jornada sobre Liderazgo e Innovación organizadas por la Escuela de Formación e Innovación de la Administración Regional (EFIAP), Villate y los demás ponentes, de primerísimo nivel todos, acostumbrados a captar el interés de los medios de comunicación allá por donde van, se extrañaron del nulo eco mediático que despertó su presencia en nuestra ciudad.
Sin dejar de ser el cuarto poder, los medios tradicionales de comunicación deben y pueden convertirse en la 6ª hélice de la innovación (Administraciones, universidades y centros de investigación, empresas, sociedad, educación preuniversitaria y divulgación y comunicación), como me permito sugerir en el documento “Decálogo para una sociedad innovadora” que compartiré con los lectores en un próximo post.
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