El perro de San Roque de El Palmar no tiene rabo. Ni el San Roque Ángel. Por eso, no salían de su asombro. Y, en realidad, era para no hacerlo. Porque muchos de ellos, feligreses de toda la vida de la pedanía murciana de El Palmar, estaban presentes cuando se produjo el robo del Ángel que, desde el siglo XVIII, acompaña la talla de San Roque, atribuida por algunos a Laborda o por otros a algún autor anónimo. Sucedió durante el funeral de un conocido vecino. La iglesia, que no es pequeña, estaba a rebosar de fieles. En ese instante alguien acercó una silla a la hornacina del santo, quien es también copatrón de la Purísima, en cuyo templo se venera. Y, sin que nadie se diera cuenta, arrancó el Ángel y se lo llevó. “Apenas acabó la misa nos dimos cuenta de lo sucedido.E incluso creímos ver a una mujer, delincuente habitual”, explicaba ayer una de las parroquianas. Pero se equivocaba. La mujer a la que hacía referencia, según constató más tarde la Policía Nacional, estaba en ese momento… entre rejas. Encarcelada. No pudo ser. A estas horas sigue la investigación para determinar dónde está la preciada talla y quién la robó. La principal preocupación reside en lograr hallarla pronto y en buen estado, pues su venta será muy complicada por la repercusión que ha tenido en todos los medios la noticia.