La mansión burguesa, en el barrio de La Cañadica, que acogerá el nuevo museo de Mazarrón no solo mostrará la historia del municipio desde el paleolítico hasta la edad contemporánea. La propia casa tiene su historia particular. Data de finales del siglo XIX y, según recuerda el cronista oficial, Mariano Guillén, perteneció a la familia Monche-Ríos. Los primeros, de origen italiano y dedicados al comercio; los segundos, una de las sagas más acaudaladas de la población, con propiedades en tierras de cultivo y dedicada también a la minería y a la fabricación de salitre.
El miembro más famoso del clan fue Andrés Monche y Ríos (nacido en Mazarrón en 1865), ingeniero de caminos, canales y puerto al que aún hoy se le recuerda por diseñar la prolongación del dique este del puerto de Barcelona. Fue una de las grandes obras de ingeniería de la época, a principios del siglo XX. También recibió el encargo de ampliar los puertos de Tarragona y Valencia. Y en la Región de Murcia diseñó varias carreteras, entre ellas, la que une Cartagena y Mazarrón. Murió en Barcelona en 1917, dejando viuda y ocho hijos, y sus restos descansan en el cementerio de Montjuic. Su pueblo le dedicó un homenaje en forma de placa con dedicatoria, que estuvo en la casa natal del ingeniero (que no era ésta de La Cañadica) hasta que fue derribada. Después, sus descendientes se la llevaron a Barcelona. Una calle de la localidad lleva su nombre.
La vivienda solariega de los Monche-Ríos, que destaca por su torreta y sus miradores, pasó a propiedad municipal cuando se urbanizaron los terrenos de alrededor. Durante décadas sufrió el abandono y el olvido. Ahora el Ayuntamiento la convertirá en museo, una idea que se barajaba desde hace un lustro. El proyecto para acondicionar el inmueble ya está en fase de licitación. El presupuesto de partida asciende a 503.245 euros, y las empresas interesadas en las obras tienen hasta el 3 de febrero para presentar sus ofertas. El plazo de ejecución es de seis meses, y el alcalde, Ginés Campillo, confía en que los trabajos se adelanten y pueda inaugurarse el próximo verano. De la gestión se encargará una empresa privada.
Llama la atención que pese al valor arquitectónico e histórico del edificio, conocido también como la casa de don Zenón, nadie se haya preocupado de su protección. Fue a raíz de que se anunciara el inicio de las obras, y que adelantó ‘La Verdad’, cuando la Consejería de Cultura inició los trámites para declarar el inmueble como bien inventariado, la protección más baja que otorga la ley de patrimonio histórico. Algo es algo.