Siguiendo con el año Wagner, les transporto a una escena de “La Valquiria” dotada de especial emoción y lirismo. En un pasaje del tercer acto de esta ópera, el dios Wotan se despide de su hija Brunhilda tras castigarla de forma muy severa. Wotan, a pesar del gran amor paterno que siente hacia la valquiria, es inflexible en su sentencia de sumirla en un sueño mágico, obligado por el cumplimiento de su propia ley.
Si escuchan con atención este fragmento, Wotan inicia su despedida con gran melancolía, pero poco a poco la emoción lo lleva a un momento de puro carácter heróico. El barítono que interpreta este pasaje es el inigualable Hans Hotter -del que les hablaré otro día- que con alterna su espléndido fraseo con bellos interludios de la orquesta.
Cuando un padre castiga a su hija sufre mucho. Hotter (Wotan) lo expresa con mucho realismo. El tampoco leyó la letra pequeña del contrato de ser padre.