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Carlos Escobar

Música inesperada

La desolación de un soltero

 

Si el piano es el instrumento del Romanticismo, uno de los músicos más destacados de este periodo musical es Johannes Brahms (1833-1897). En palabras del famoso director de orquesta Hans von Bulow, era la tercera “B” de la Historia de la Música Alemana, junto a Juan Sebastián Bach y Ludwig van Beethoven.

Este músico nacido en un barrio humilde de Hamburgo, ya era un gran pianista en la adolescencia, pero no pudo actuar en conciertos públicos durante las revoluciones de 1848 y 1849. Como necesitaba dinero para sobrevivir y estudiar, tocaba en lugares de mala reputación ante prostitutas, marineros y maleantes.

El joven Brahms era bien parecido, alto, rubio, fuerte y con cierto aire angelical, pero según manifestó el mismo más tarde, perdió la ilusión por el amor tras sus relaciones con las prostitutas de la taberna, que deambulaban semidesnudas al mismo tiempo que lo abrazaban y acariciaban.

Esta primera impresión del amor en este tipo de ambientes marcó la conducta de Johannes.  Al mismo tiempo que frecuentó los prostíbulos durante toda su vida, tuvo una actitud de máximo respeto hacia las damas de las que se enamoró, de forma que, la desolación fue el factor común en sus vivencias amorosas.

Según Néstor Luján, Brahms estuvo siempre enamorado a lo largo su vida. Los siete idilios platónicos por los que pasó, algunos de ellos con promesa de matrimonio, demuestran que tenía un perfil psicológico muy particular. Seis de las mujeres que ocuparon el corazón del compositor fueron la cantante Agathe von Siebold (ver el post de Música Inesperada del 18 de febrero de 2013), la vienesa Bertha Porubsky, la bella Elisabeth von Stockhausen, Julia Schumann – tercera hija de Robert Schumann- , la cantante de Bolonia Alice Barbi y, por último, Herminia Spie. Con ninguna de las seis se atrevió a casarse.  

Pero, sin duda, el amor platónico más sincero, puro y apasionado de Brahms fue el de Clara Schumann, esposa del compositor y pianista al que conoció con veinte años. Tras la muerte de Robert, Johannes siempre se mostró ante Clara como un hombre con intenciones muy puras y respetuosas. Unas de las explicaciones  de por qué Brahms no le propuso matrimonio a su adorada Clara fueron la diferencia de edad (ella nació catorce años antes) y los siete hijos que tenía. La relación platónica con la viuda de Schumann se prolongó hasta la muerte de ella en 1896, y es una de las historias más interesantes de la Historia de la Música.

Brahms dijo en una ocasión: “A componer óperas y al matrimonio les tengo un horror parejo”. El compositor alemán no compuso ninguna ópera, pero su obra es monumental y de una calidad exquisita. Como muestra del arte de Johannes Brahms les propongo la audición del movimiento Andante de su Concierto número 2 para piano, una de mis obras favoritas, y donde el violonchelo también es un instrumento solista que interpreta una bella cantinela que luego repiten los violines.

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por Carlos Escobar

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