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Carlos Escobar

Música inesperada

La tranquilidad de un atardecer

El pasado domingo se interpretó música del mejor Richard Strauss en el Auditorio de Murcia. Las cuatro últimas canciones del compositor teutón son una delicia para el oído y no he podido resistir la tentación de volver sobre ellas.

Hoy les presento a uno de los jóvenes talentos de la región que están triunfando más allá de nuestras fronteras y que domina varias facetas del arte musical. Pedro Beriso (Cartagena, 1987) es director de orquesta, pianista y contratenor con una intensa actividad profesional, destacando además en su faceta como pianista correpetidor, es decir, pianista acompañante de cantantes y coros en la preparación y en los recitativos de óperas y zarzuelas. Actualmente está trabajando en el National Opera Studio de Londres, becado por la Royal Opera House – Covent Garden.

Pedro ha tenido una relevante participación en las óperas Il Turco in Italia de Rossini, con la Orquesta del Gran Teatre del Liceu de Barcelona; The Beggar’s Opera de Britten, con la Liverpool Philharmonic Orchestra; en I quattro rusteghi de Wolf-Ferrari y en Die Hochzeit des Camacho de Mendelssohn con la misma formación británica; en las óperas de Mozart Le nozze di Figaro y Cossi fan tutte, en la ópera Dialogues des Carmélites de Poulenc y en la zarzuela El barberillo de Lavapiés de Barbieri, todas ellas en la Escuela Superior de Música de Cataluña (ESMuC) de Barcelona. Finalmente, en su ciudad natal, donde vive cada año con intensidad las procesiones, fue el pianista correpetidor en las zarzuelas El dúo de la Africana de Fernández Caballero, y en la La Tabernera del Puerto de Sorozábal, con la “Compañía Lírica Amigos de la Zarzuela” de  Cartagena.

Volviendo a Strauss y a sus últimas cuatro canciones, Pedro Beriso nos cuenta que: “Estas obras fueron concebidas desde el principio como un grupo de canciones para orquesta. Su rica orquestación, sus sofisticados colores y la integración de la voz de soprano en el conjunto, nos hace pensar que estamos en una gran obra sinfónica que utiliza la parte vocal como un instrumento orquestal más. Desde esta perspectiva, una interpretación reducida a voz y piano puede no ser plenamente satisfactoria. Es destacable también el uso que hace Strauss de las trompas en este ciclo. Es el instrumento que su padre tocaba profesionalmente en la ópera de Munich y cuyo noble timbre tenía para él una dimensión especialmente nostálgica.”

Pedro Beriso se encuentra ahora en Venecia con motivo de una serie de masterclasses con el célebre director Richard Bonynge. Hace tan sólo unos días le notificaron que formará parte del equipo de Opernhaus Zürich a partir de septiembre, como correpetidor en el teatro de la Opera Studio y como coach para los cantantes del mismo. Como ven, es un joven con mucho  futuro por delante, a diferencia del Strauss en la senectud de “Cuatro últimas canciones”. Beriso nos recuerda que: “ Estas obras son el “canto de cisne” de Strauss. Tres de ellas tratan el tema de la muerte y el carácter transitorio de la vida usando múltiples metáforas. Sin embargo, lejos de la perspectiva romántica de lucha (y derrota) ante la muerte, las Cuatro últimas canciones nos presentan un final lleno de calma, aceptación y satisfacción”.

De las cuatro composiciones, la última (Im Abendrot), tiene algunas particularidades que la diferencia de las otras tres. Los textos son de Joseph von Eichendorff y no de Hermann Hesse, la orquestación es mucho más densa y las estrofas se prolongan con el mismo acompañamiento orquestal, a diferencia de las otras, donde en cada estrofa cambia el contenido musical. Esto lo pueden comprobar escuchando el vídeo adjunto y comparándolo con el del último post de “Música inesperada”. Pedro Beriso opina que en “Im Abendrot” existe una relación directa con la situación vital del compositor en el momento de ser escrita. En el último verso “Ist das etwa der Tod? “ (“¿es ésto quizás la muerte?”) emerge, entre la masa orquestal, el “tema de la transfiguración” incluido en su poema sinfónico Muerte y Transfiguración (1899), escrito 60 años antes. En 1949, en su lecho de muerte, el propio Strauss confesaría a su nuera: “Es curioso, Alice. Morirse es exactamente tal y como lo compuse en Muerte y Transfiguración”.

En otra ocasión nos centraremos en Pedro Beriso (www.pedroberiso.com) como director de orquesta. Conoceremos así la opinión, experiencias y proyectos de este joven cartagenero en una obra tan singular como la Cuarta Sinfonía de Robert Schumann.

 

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por Carlos Escobar

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