El pequeño tesoro que reservamos parte de los amantes de la música clásica para Nochebuena, es una obra instrumental del Barroco. El Concerto grosso n°8 opus 6 “Fatto per la notte di Natale” de Arcangelo Corelli (1653-1713) está inspirado en el misterio de la Navidad y refleja muy bien la personalidad del compositor italiano.
Nacido en la región de Rávena, Corelli estudia desde muy joven violín y composición. A los 22 años llega a Roma y se convierte en uno de los instrumentistas más virtuosos de esta ciudad. El maestro contribuye de forma decisiva al desarrolo del concierto grosso, composición donde la orquesta está separada dos bloques, uno denominado Concertino que está formado por instrumentos solistas y el Ripieno o tutti orquestal acompañante, al que, al menos en esta época, se suman los solistas. Esta forma musical evoluciona posteriormente y el Concertino pasa a ser un grupo más reducido de instrumentos de carácter más virtuoso y con un papel separado del Ripieno.
Este concierto de Nochebuena es compuesto por Corelli en 1690. En la partitura original el Concertino está constituido por dos violines y un violonchelo, acompañados de un Ripieno de cuerdas y bajo continuo. La obra está escrita en la tonalidad de Sol menor, lo que le confiere un carácter íntimo y solemne. Por ello tiene tanta aceptación durante en siglo XVIII para su interpretación durante la Misa de Gallo.
El Concerto grosso nº 8 se compone de 6 movimientos: Un Vivace/Grave que comienza con unos acordes seguidos de silencios muy sugestivos del clima navideño. La solemnidad del Grave la otorgan el lento movimiento de esos arcos que van entrando sucesivamente.
El Allegro simboliza la alegría del mensaje de los ángeles en un diálogo entre Concertino y Ripieno, generador de ecos de una forma permanente.
El Adagio con su Allegro intercalado está en el tono vecino de Mi bémol mayor y nos traslada al momento de la Adoración del niño en su cuna del establo.
El coro de los ángeles nos devuelve a la alegría contenida en la tonalidad original de Sol menor tan propia de los cuadros de Fra Angelico.
El Allegro, con claros tintes de la forma sonata, es una alegre invitación a participar en la Navidad y el Largo (Pastoral) encadenado sin interrupción, se asocia al concierto de los ángeles y al mecimiento de la cuna del recién nacido. Este movimiento es un verdadero canto a la “Notte di Natale”. De hecho, muchos piensan que podría ser una pieza musical en sí mismo, ya que la tonalidad de Sol mayor nos traslada a un mundo diferente al configurado por los cinco movimientos que lo preceden.
Esta obra de Corelli proporciona 15 minutos de “oro molido” para disfrutarlos en Nochebuena. Espero que les guste la versión que les adjunto.
¡Mis mejores deseos para que todo les vaya muy bien!