El Cuarteto Saravasti interpreta en el Auditorio de Murcia el cuarteto para cuerdas nº 10 en mi bemol mayor (opus 74) de Ludwig van Beethoven (1770-1827). De esta obra maestra analizaremos algunos de los aspectos fundamentales que más definen la personalidad del músico de Bonn.
Este cuarteto opus 74 pertenece al periodo intermedio de la carrera del compositor (1790-1810), en el que escribió además los tres cuartetos opus 59 (dedicados al Conde Andréï Rasoumovsky, que era embajador ruso en Viena) y el opus 95. En esta etapa de su vida, Beethoven asume con rebeldía las primeras fases de su hipoacusia progresiva. Hemos de considerar también que en 1809 (año en el que compuso el cuarteto opus 74), el maestro alemán es testigo del bombardeo de Viena por las tropas napoleónicas y el reciente fallecimiento de papá Haydn.
Beethoven escribe en otoño y de un tirón su décimo cuarteto, poco después de salir de la capital austríaca e instalarse en Baden. Se lo dedica al Príncipe Franz Joseph Lobkowitz, tal y como hizo con sus seis primeros cuartetos opus 18.
La célebre pieza musical está constituida por cuatro movimientos. En el primero de ellos (Poco Adagio, Allegro), se aprecia la característica tensión musical tan propia de Beethoven y el carácter heroico presente en la Quinta Sinfonía y que es propio de su periodo intermedio. Tras una introducción lenta y expresiva, aparecen los dos elementos esenciales del Allegro: Una lírica melodía y una sección de notas alternas en pizzicato, generadas por las parejas de instrumentos. La genialidad de Beethoven le permite jugar con nuestras percepciones. Así, cuando nos presenta estos dos elementos de temática y ritmo tan aparentemente distintos, no nos podemos imaginar que su propósito es mostrarnoslo poco después de una manera simultánea. Precisamente, la sección en pizzicato del primer movimiento es la que recordó al editor (Breitkopf y Härtel) el sonido de la pulsación del arpa por ello bautizó al cuarteto nº 10 opus 74 con el sobrenombre de “las Arpas”.
El Adagio ma non tropo tiene forma de rondó y contiene una bello tema cantabile, cristalino y seductor para Arnold Steinhardt, que el maestro embellece cada ver que escribe una variación del mismo.
El tercer movimiento Presto es un scherzo marca de la casa. Las cuatro notas del motivo del destino impregnan con intensidad el pentagrama, lo que vuelve a recordarnos a la Quinta Sinfonía.
El último movimiento aparece sin interrupción y está formado por un tema tradicional seguido de seis variaciones. Esta concepción tan clásica del cuarto movimiento contrasta mucho con la naturaleza heroica del primero, lo que es otra muestra de como Beethoven logra sorprendernos.
Los cuartetos de cuerda de Beethoven constituyen sin ninguna duda un hito histórico y musical para la Humanidad. En ellos, aunque el compositor acepta con respeto la herencia de Haydn y Mozart, revoluciona la escritura de este género, huye de todo convencionalismo y muestra en cada uno su capacidad de reinventar lo que ya el mismo había superado.
Lunes 9 de marzo, 20h. Auditorio de Murcia. Cuarteto opus 76 de L. van Beethoven y cuartetos opus 20 y 33 de J. Haydn. Cuarteto Saravasti (Gabriel Lauret, Diego Sanz, Pedro Sanz y Enrique Vidal).