Hay momentos en la vida donde las personas, felizmente, cambian de opinión. A Antonin Dvorák (8141-1904) le ocurrió esto. En su juventud, el maestro checo considera que “el violonchelo es un instrumento hermoso, pero su lugar está en la orquesta o en la música de cámara. Como instrumento solista no es tan adecuado…”, para posteriormente arrepentirse de haber escrito un primer concierto para chelo y asegurar que no lo volverá a intentar nunca jamás.
Digo felizmente, porque casi al final de su vida, Dvorák compone el Concierto para violonchelo y orquesta nº2, creando así el más célebre de todos en la Historia de la Música. Es un 9 de febrero de 1895, fecha del cumpleaños de su hijo Otakar, cuando completa la partitura en un formato estándar de tres movimientos.
Al parecer, un año antes, el músico checo se inspira en el segundo concierto para chelo de Victor Herbert, profesor del Conservatorio Nacional de Nueva York, que en esos años dirige Dvorák. Las sensaciones vividas durante las vacaciones de verano en su Bohemia natal y la añoranza por su amor de juventud, hacen el resto para despertar la creatividad del músico, como veremos más adelante.
El próximo jueves, escucharemos la versión de esta pieza ofrecida por Lorenzo Meseguer junto a la ösrm. Este chelista emergente, tan sólidamente formado y con tanta facilidad para transmitir los sentimientos que le inspira la música, nos confiesa que: “Es un honor y una gran responsabilidad volver a casa para tocar ante el público de tu ciudad”.
Lorenzo Meseguer Luján vive actualmente en Londres y conoce muy bien el repertorio para violonchelo, del que ya ha interpretado junto a diferentes orquestas y en distintos festivales europeos, algunos de los grandes conciertos escritos para este instrumento: “Guardo gratos recuerdos del concierto para chelo de Elgar, que he tocado tanto en el Festival Internacional de Orquestas de Jóvenes como con la Orquesta de Jóvenes de la Región de Murcia tras la gira por EE.UU.”.
Posteriormente, Meseguer ha interpretado en la capital de España el concierto de C.P.E. Bach junto a la Orquesta de Cámara del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid y, en dos ocasiones, el concierto nº 1 de Shostakovich con el que obtuvo el primer premio del Concurso Nacional de Violonchelo en 2010 y que más tarde interpretó junto a la ösrm en el Auditorio de Murcia.
Más recientemente, en 2013 recibió la Matrícula de Honor en el recital Fin de Máster del Mozarteum Univesität de Salzburgo tras interpretar el concierto de Lalo y fue galardonado en la última edición del concurso Liezen Cello Wettbewerb de Austria con su versión del concierto de Schumann.
Hoy hablamos con Lorenzo del Concierto para violonchelo y orquesta nº 2, opus 104, en Si menor de Dvorák, con el que ha sido laureado en el recital de fin de postgrado del 2014 en la Royal Academy de Londres: “Esta obra es posiblemente el punto de inflexión en la evolución del violonchelo como instrumento solista. A partir de mitad del siglo XIX, los compositores redescubren el violonchelo como tal y consideran su versatilidad y gran registro como fuente de inspiración en un género hasta entonces monopolizado por el piano y el violín”.
El Concierto para violonchelo de Dvorák es el más interpretado y grabado en disco del repertorio. Es la obra que todo estudiante de chelo aspira a tocar para alcanzar la cima interpretativa. Meseguer Luján nos explica que: “La composición tiene la misma frescura y poder de conexión con el oyente que cuando se escuchó por primera vez en Londres, hace casi 110 años. Es un gran concierto de principio a fin y no hay momento en el que deje de sorprendernos por los pasajes melódicos que el chelo alterna con con otros instrumentos de la orquesta, como el clarinete, la trompa (con una sublime intervención en el primer movimiento), la flauta y el oboe, entre otros.”
A diferencia de otras obras del período neoyorquino, el Concierto para violonchelo de Antonin Dvorák está plagado de rasgos bohemios que reflejan la nostalgia por su tierra. En el primer movimiento Allegro, con forma de sonata clásica, les destacaría la soberbia respuesta del solista a la excepcional extensa exposición de la orquesta.
El segundo movimiento Adagio ma non troppo es de una belleza y melancolía que resultan extremas y devastadoras: “Aquí utiliza uno de los lieder más bonitos de su producción titulado Lass mich allein, nº1 del opus 82. Este momento tan cargado de profundo sentido emocional, es un tributo a Josefina Cermakova, su amor de juventud recientemente fallecida y a la que antes había dedicado esta serie de canciones”. Josefina rechaza a Dvorák cuando este le declara su amor, pero se convierte en su cuñada tras el matrimonio del músico con su hermana. Es muy probable que Josefina muriese inconsciente de ser la causante de tanta tristeza, pero en las notas del concierto de Dvorák se desprende la nostalgia de su eterno y sincero amor hacia ella.
En el Allegro moderato final perduran los mismos sentimientos de nostalgia insertados en una forma de rondó. Después de retomar, dentro de un clima de calma y serenidad, parte del material musical del primer y segundo movimiento, la obra termina con una expresión de júbilo en Si mayor que nos lanza hacia el firmamento.
El propio Johannes Brahms, amigo y mentor de Dvorák, queda fascinado por esta composición y se lamenta de no haber escrito él un concierto para violonchelo y orquesta. Espero que ustedes no se tengan que arrepentir de no escucharlo en directo.
El jueves 16 de abril es el Día Mundial de la Voz. Detrás de cada fragmento de la obra descubrirán la profundidad del lenguaje de Dvorák y apreciarán el poder expresivo del violonchelo cuando asume el papel de la voz humana.
Jueves 16 de abril, 20h. Auditorio Víctor Villegas de Murcia. Concierto para violonchelo y orquesta nº2 de Dvorak y Primera Sinfonía de Brahms. Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia. Lorenzo Meseguer (violonchelo). Virginia Martínez (Dirección musical). Entradas: 20, 16 y 12 euros. Consultar descuentos.