La estética artística basada en la asociación de sonidos y colores es una fuente inagotable de ideas musicales para los compositores. En el post de Música Inesperada del 13/7/2014 comentábamos la capacidad sinestésica de Scriabin. Por otro lado, Debussy, que estaba muy en sintonía con los simbolistas franceses, afirmó en una ocasión que “los bemoles son azules”.
La música vuelve al Teatro Romea con un programa que incluye la célebre partitura sinfónica de George Gershwin (1898-1937) titulada Rhapsody in Blue (Rapsodia en azul), título que se relaciona con los tres bemoles que tiene la tonalidad con la que comienza y finaliza la obra. George estrenó esta composición el 12 de febrero de 1924 en la Aeolian Hall de Nueva York, tocando el piano acompañado de la Jazz Band de Paul Whiteman. Dos años más tarde realizó una versión con orquesta sinfónica, tal y como la escucharemos en el Romea con el Profesor Miguel Ángel Rodríguez Pujante acompañado por la Orquesta Sinfónica de la UCAM.
Rodríguez Pujante afirma que “Gershwin intentaba ordenar de forma seria sus composiciones que eran parte de la esencia de la música americana”. Realmente, el neoyorquino trató que sus obras inspiradas en el folclore local y en el jazz entraran por la puerta grande en la Historia de la Música.
Gershwin a los veintiséis años tenía escasos conocimientos sobre orquestación y formas musicales (la instrumentación fue realizada por Ferde Grofé) por lo que Miguel Ángel Rodríguez piensa que eligió la forma de rapsodia por su carácter mucho más libre y no tener reglas preestablecidas.
Rhapsody in Blue, como más tarde ocurrió con Un Americano en París, fue un éxito rotundo y acabó dando la vuelta al mundo. El día del estreno estaban entre el público, maestros del nivel de Stokowski, Godowski, Heifetz, Kreisler y Rachmaninoff.
Este Profesor de piano del Conservatorio de Música de Murcia que nació en Alcantarilla y se formó en Murcia y Granada, ha interpretando al teclado del piano un amplio repertorio de la música de cámara. Ha actuado con los violinistas Manuel de Juan y Gabriel Lauret en sendos dúos con violín, con el Cuarteto de Cuerdas Saravasti en los quintetos con piano de Schumann, Brahms y Dvořák, con el Cuarteto de Viento Xyrys en los quintetos con piano de Mozart y Beethoven y con Joan Espinosa y Pedro Valero en recitales con piano a cuatro manos.
Como solista de piano, destacan sus actuaciones con la Orquesta Promúsica y con la Banda L´Illa, ambas de Benidorm, la Banda Filarmónica de Altea, la Orquesta Ciudad de Elche y con la Orquesta Sinfónica de Jumilla en un concierto realizado en La Spezia (Italia).
Miguel Ángel Rodríguez ha interpretado anteriormente Rhapsody in Blue en versiones para banda sinfónica, para ensemble de saxofones y percusión, para piano a cuatro manos y para grupo de metales y percusión: “Esta es la primera vez que la voy a hacer en su versión con orquesta sinfónica”.
Para un pianista de formación clásica como Rodríguez Pujante, abordar la interpretación de esta obra es un doble reto: “Por un lado, desde el punto de vista técnico, hay fragmentos virtuosos que recuerdan a compositores y épocas tan diversas como el Barroco (evocación a Scarlatti en el solo que desencadena la coda final) o el Romanticismo de Rachmaninov en el tercer tema en mi mayor.”
Pero para este pianista murciano también hay que considerar el punto de vista espiritual por “ese carácter de jazz y de improvisación que impregna toda la obra desde el principio hasta el fin. Esto último es agradable, ya que uno no está sujeto a las reglas interpretativas tan rígidas que nos imponemos cuando tocamos obras de los grandes compositores clásicos.” En la Rapsodia en azul todo es más libre y desenfadado -prosigue Miguel Ángel-, y de hecho no existen dos versiones iguales, al añadir cada pianista elementos de su propia cosecha que no están escritos en la partitura.
En una ocasión, George Gershwin pidió consejo a Maurice Ravel sobre su trabajo y este le respondió: “No tengo nada que enseñarle”. El compositor americano, que hoy ocupa un lugar de honor en la Historia de la Música, tuvo que soportar en vida muchas críticas del entorno musical más clásico y conservador, que plagado de ciegos prejuicios no logró apreciar la genialidad del artista.
Martes 28 de abril, 21h. Teatro Romea de Murcia. Un americano en París y Rapsodia in blue de Gershwin y Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvořák. Miguel Ángel Rodríguez (piano). Joan Espinosa (director artístico). Entradas entre 8 y 15 euros.