Hacer música con la trompa es difícil y hay numerosos fragmentos de obras que pueden poner a cualquier músico en una situación comprometida. Fetis, el famoso profesor de Composición del Conservatorio Real de París y director en el de Bruselas, considera que es “un instrumento precioso por la variedad de efectos que causa: enérgico y suave alternativamente, se presta así mismo a la expresión de las pasiones violentas, como a la de los sentimientos tiernos”.
Me gusta que las orquestas programen música de Wolfgang Amadeus Mozart, porque en cada compás de sus piezas hay tanta música que supone un auténtico reto interpretativo. El dotar de vida y sentido musical a unas notas que nunca son tan simples como parecen, es quizás la máxima dificultad de las partituras del compositor austríaco.
Pablo Hernández Carrasco, es el solista de trompa de la Orquesta Sinfónica de la UCAM que toca esta semana el Concierto para Trompa nº 3, en Mi bemol mayor, KV 447 de Mozart. Pablo es un excelente trompista formado en nuestra región bajo la tutela de José Antonio Arce Corbalán y Ángel Quereda Barceló y opina que: “Mozart fue el compositor más prolífico y más inspirado en música para la trompa. Compuso siete conciertos con orquesta a lo largo de diez años, de los que, por desgracia, solo tres de ellos nos han llegado íntegros”.
Mozart se inspiró en su amigo y compañero francmasón Ignaz Leutbeg, un trompista virtuoso salzburgués que tenía un negocio de quesos en Viena. La complicidad entre ellos era tan grande, que el manuscrito origina del Rondó en Re mayor KV 514 está lleno de anotaciones en distintos colores como: “Rondo a Lei Signor Asino….Coraggio…bestia….o che stonatura….Porco infame….o come sei grazioso…. y respirare”, entre otras. Por si fuese poco, en la dedicatoria del segundo concierto para trompa KV 417, aparece: ”W.A. Mozart se compadeció de Leutbeg, tonto, burro y bufón, en Viena, el 27 de Mayo de 1783”.
Pablo nos explica que el instrumento utilizado en esa época y para el que Mozart escribió los conciertos, era la trompa natural, que usaba diferentes tonos o tonillos según la tonalidad. Las notas que no apareciesen en la serie armónica natural de cada tonalidad se conseguían tocar introduciendo la mano derecha, total o parcialmente, en el pabellón del instrumento.
Antiguo miembro de la Brass Academy de Alicante, Pablo Hernández ha recibido clases de los mejores trompistas de Europa. Este joven músico considera que: “El concierto nº 3 para trompa es el único que nos ha llegado totalmente orquestado. En él, las tradicionales parejas de oboes y trompas están reemplazadas por dos clarinetes y dos fagotes, lo que le confiere una sonoridad distinta y cercana al Romanticismo”.
Hay que aclarar que la tonalidad de Mi bemol permite que la trompa exhiba su timbre característico y empaste muy bien desde el punto de vista acústico con los fagotes y los clarinetes. Pablo comenta que en el primer movimiento del concierto, Allegro, tiene forma de sonata y contiene motivos aparentemente simples que son insuperables donde reluce el extraordinario sonido de la trompa: “Ahí radica el genio de Mozart”.
El segundo movimiento está escrito en La bemol mayor, una tonalidad poco usada por Mozart. Hernández afirma que : “La parte central del movimiento es oscura y apenada y anticipa el Romanticismo”. El movimiento final del concierto es un Allegro con estructura de rondó, donde el solista imita el sonido de la trompa de caza, con motivos alegres y cercanos a la fanfarria.
La interpretación de cualquier concierto de Mozart es todo un reto, como reconoce Pablo: “Puedes pasar toda una vida sin llegar a lograr interpretarlo a la perfección. Es Mozart y por eso es único. Hay que lograr hacer lo imposible, posible; lo posible, fácil; lo fácil, elegante.”
Mozart compuso sus conciertos para trompa en una época donde estaba de moda el concierto para piano, pero demostró su genialidad componiendo para, el que sin duda, es el instrumento más romántico de todos.
Jueves 21 de mayo, 21 horas. Teatro Romea. Obertura de Las Bodas de Figaro y Concierto nº 3 para trompa y orquesta de Mozart y Sinfonía nº 6 “Pastoral” de Beethoven. Orquesta Sinfónica de la UCAM. Pablo Hernández Carrasco (solista de trompa). José R. Pascual Vilaplana (Dirección musical). Entradas entre 8 y 15 euros.