>

Blogs

Carlos Escobar

Música inesperada

Kit-kat con Bartók

Los compositores Béla Bartok (1881-1945), Beethoven y Haydn, forman la terna más importante en la historia del cuarteto de cuerda. Parecía que, después del Clasicismo, el lenguaje para estos cuatro instrumentos no iba a sufrir más evoluciones relevantes. La capacidad de Bartók para renovar de una forma tan original la escritura de este género instrumental, está perfectamente explicada en el libro “El cuarteto de cuerda. Laboratorio para una sociedad ilustrada” del gallego Cibrán Sierra, miembro del Cuarteto Quiroga.

La lectura de esta interesante publicación, me ha animado a profundizar en el mundo camerístico de Bartók y, como consecuencia de ello, a compartir con ustedes aspectos de esta música tan difícil de entender a veces. Para escuchar estas composiciones, creo que es clave prestar atención a su mensaje dejando las comparaciones o juicios para otro momento.

Hoy vamos a empezar con el breve cuarto movimiento del Cuarteto nº 4, denominado Allegretto, escrito en 1928. El cuarto cuarteto de Bartók es el paradigma de la arquitectura simétrica en arco, porque sus cinco movimientos forman una bóveda con una disposición de os mismos en rápido-rápido-lento-rápido-rápido. Además, como el resto de cuartetos, es una obra muy técnica para los instrumentistas. Bartók utiliza pequeños motivos musicales a modo de palabras con las que escribe en un lenguaje muy renovado que combina los actual y lo folklórico. El maestro, más que inspirarse en lo popular, muestra su ingenio armonizando y reinventando melodías húngaras sin privarlas de su naturalidad, espontaneidad y claridad, lo que es algo insólito en el mundo de la música.

El Allegretto del Cuarteto nº 4 es conocido por el empleo de “pizz-Bartók” (o pizzicatto a la Bartók), sonoridad que se consigue al pellizcar la cuerda contra el mástil del instrumento, aunque hay que decir que anteriormente ya la usó Webern en una composición.

El pizzicato, es decir, la pulsación directa de las cuerdas del instrumento con los dedos, se aprecia desde el comienzo del movimiento, en todos los instrumentos, con una sonoridad muy particular que nos recuerda a la de una guitarra. Si se fijan, dentro de este entramado sonoro destacan las pulsaciones más secas y ásperas del pizz-Bartók.

¡Volveremos con más cosas sobre Bartók!

 

Temas

por Carlos Escobar

Sobre el autor


agosto 2015
MTWTFSS
     12
3456789
10111213141516
17181920212223
24252627282930
31