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Carlos Escobar

Música inesperada

El espejo del Romanticismo

 

La primera composición importante en la Historia de la Música y escrita para piano y cuarteto de cuerdas (violines, viola y violonchelo) es el Quinteto en mi bemol mayor opus 44 de Robert Schumann. La obra es de la época de sus célebres cuartetos y desde su estreno público causó una gran impresión al resto de maestros de la época, entre ellos Wagner, Berlioz, Liszt y Brahms. Además, el Quinteto de Schumann supuso un prototipo de estética romántica que incorporaron muchos de los compositores posteriores a su época.

El próximo lunes tenemos la oportunidad de escuchar este quinteto en directo en el Auditorio de Murcia en la versión que ofrecerá el Cuarteto Almus, que el año pasado celebró sus bodas de plata, y el pianista Gabriel Escudero. Como siempre que tenemos oportunidad, les pedimos a los intérpretes su opinión sobre algún aspecto de la obra y en este post de Música Inesperada hablaremos del enigmático Finale con el que finaliza la composición.

Para Manuel de Juan, violinista de Almus, “aunque este movimiento final se caracteriza por como el piano retoma un papel estelar en la conclusión, la instrumentación de la cuerda adquiere un protagonismo imprescindible para lograr la grandiosa sonoridad requerida”. Octavio de Juan, como violista, cree que su instrumento, junto con el chelo, aporta el componente rítmico de origen zíngaro, de aguante de la caída del primer tiempo del compás, que crea la peculiar tensión y fuerza rítmica.

Gabriel Escudero, además de pianista es experto en pedagogía y Doctor of Musical Arts de la Manhattan School of Music  donde completó sus estudios de máster. Para él, este Finale es continuo movimiento y un divagar constante por distintas tonalidades: “Si los movimientos anteriores son mucho más simples armónicamente, este destaca por su complejidad en la organización y por su ambigüedad, fruto de la situación de inestabilidad creada por ciertas zonas armónicas que nos despistan”.

La tonalidad progresiva de este movimiento, según el teórico John C. Nelson aparece en la coda final escrita en Mi bemol mayor. Escudero opina que “el doble fugado es una forma virtuosística, musicalmente hablando, de cerrar la obra. Mientras que otros compositores optan por finales técnicamente más complejos, Schumann crea este efecto con una escritura musical recargada y enrevesada, con ideas que se juntan y funcionan a la perfección”.

Manuel de Juan afirma que en este canto de alegría, Schumann muestra su genialidad especialmente en este Finale: “Esta forma de rondó-sonata de larga duración (cercana al primer movimiento) contiene una abrumadora variedad de motivos que son combinados por el compositor de una forma singular”.  

Un hecho curioso del quinteto es que Schumann termina su cuarto movimiento con material musical procedente del primer movimiento, justo cuando parece que la obra va a concluir de otro modo, lo que para nuestros invitados confiere unidad a la obra. Gabriel Escudero aclara que “la forma que escoge Schumann para acabar el Finale con una coda larga e intensa con el tema del primer movimiento en aumentación es muy interesante. Es una forma de unir y crear un círculo alrededor de los movimientos de los que consta la obra”.  

Espero que disfruten mucho con este concierto, que se complementa con el Cuartetode cuerda nº 18 KV 464, “Del tambor” de Mozart. Sin duda, es una de las obras claves para entender el Romanticismo.

Nota: La imagen del cuadro del Cuarteto Almus está pintada por Miguel Ángel Moya

 

Lunes 22 de Febrero, 20h. Sala Miguel Ángel Clares del Auditorio de Murcia. Cuarteto de Mozart y Quinteto de Schumann. Cuarteto Almus y Gabriel Escudero (piano). Entrada 12 euros (10 euros para estudiantes).

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por Carlos Escobar

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