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Carlos Escobar

Música inesperada

Hijos de la memoria

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La historia de la música occidental comienza con los primeros manuscritos de canto gregoriano sobre textos de la liturgia romana. Carlomagno fue decisivo para que estos textos en latín sobre versículos de la Biblia se recopilaran y difundieran por toda la Cristiandad, pero como no existía todavía la notación musical, las melodías debían ser retenidas por la memoria de los hombres y transmitidas de forma oral.

Una de las personas con más interés y conocimientos sobre canto gregoriano y música antigua en Murcia es Eduardo Martínez Gracia (segundo por la derecha en la imagen), profesor del Departamento de Ingeniería de la Información y las Comunicaciones de la Universidad de Murcia que dirige a la Capilla de San Miguel en el concierto del Domingo de Resurrección del próximo día 16 de abril en la Iglesia de San Juan de Dios.

Cuando Eduardo era adolescente, su padre le recomendó escuchar unas cintas de cassette de canto gregoriano para crear un ambiente adecuado y facilitar sus estudios académicos: “Con el tiempo, el canto llegó a interesarme más que el estudio”, confiesa este profesor de informática.

Más tarde, acudió a la Catedral de Murcia para cantar gregoriano y continuó el estudio en el Conservatorio de Murcia con el profesor Ginés Torrano, al tiempo que se inició con el oboe, lo que posteriormente le facilitó tocar el bajón, instrumento de viento madera de la familia del fagot típico de iglesias españolas y austríacas: “Es ideal para doblar las voces agudas del canto gregoriano, especialmente cuando hay escasez de bajos profundos”.

Aunque los cantos gregorianos se transmitían de memoria de monjes a monjes, llega un momento que la Iglesia Católica decide recopilar la notación melódica junto al texto de los manuscritos y encarga dicho cometido a la Abadía benedictina de Saint Pierre de Solesmes.
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Para Eduardo Martínez, el canto gregoriano es actualmente importante para que Europa recupere su identidad cultural y espiritual. Durante nuestra conversación, me muestra con gran satisfacción el Graduale Triplex, libro de partituras fundamental en la celebración litúrgica de las misas y las horas: “En sus sistemas de cuatro líneas o tetragramas no vienen separados los compases como en los pentagramas a los que estamos habituados, ya que el ritmo se rige por el texto y los acentos”.

En la partitura adjunta correspondiente a la del concierto del domingo, aparecen encima del texto los tetragramas con tres tipos de notación musical. El más llamativo es el de las formas cuadradas dispuestas entre dos tipos de trazos que representan a los neumas (del griego pneuma, aliento). Estos elementos gráficos reproducen los detalles rítmicos de la melodía memorizada por los cantores y los movimientos de las manos del director del coro. Este informático muestra sobre la propia partitura que la notación cuadrada proviene de la Escuela de Nôtre-Dame (siglo XII) y que los signos de la notación neumática reflejan los de la Biblioteca Municipal de Laón (en negro) y los de Saint Gall (en rojo).

Para Eduardo Martínez el canto gregoriano “tiene una profundidad espiritual inigualable que no vuelve a lograr la música posteriormente. La Iglesia Católica Romana lo consideró como uno de sus tesoros durante el Concilio Vaticano II”. Para disfrutar del canto gregoriano no basta con buscar su belleza, “hay que entender el texto y la esencia de la música que lo refleja, puesto que existen piezas específicas para cada día del año”. La Misa Dominica Resurrectionis se canta en el tono séptimo, identificado con la juventud por su alegría: “Se caracteriza por el ascenso de la melodía hacia la nota más aguda que es un La”.

En cuanto a la ejecución de las notas, Eduardo distingue entre el canto silábico, donde cada nota coincide con una sílaba del texto, y el canto melismático, donde la altura musical de las notas va cambiando en una misma sílaba: “Con esto se consigue destacar las palabras más importantes – como pueden ser immolatus o Dominus – ya que se canta un grupo de más de cinco o seis notas sobre una misma sílaba”.

El concierto del domingo se ha programado como un acto del Día Mundial de la Voz y en el participa la Capilla de San Miguel dirigida por Eduardo Martínez y La Cantoría dirigida por Jorge Losana. Esta última, cantará piezas de polifonía, repertorio que convivía y adornaba al canto gregoriano en el siglo XVI: “El gregoriano se llamaba canto llano por contener una sola voz lo que contrastaba con las elaboradas composiciones a varias voces -canto polifónico o de órgano-, basadas en la técnica del contrapunto que dotaba a las líneas melódicas de una gran fuerza expresiva”.

Las dos agrupaciones vocales alternarán su papel en el concierto, de forma que la Capilla de San Miguel se encargará de los cantos propios (propium missae) del Domingo de Resurrección (Introitus, Graduale, Alleluia, Sequentia, Offertorium y Communio) mientras que La Cantoría acometerá las piezas ordinarias (ordinarium missae) así llamadas porque no variaban en función de la fiesta del día (Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus y Agnus Dei de la Missa Da Pacem de Nicolas Gombert).

Nuestro invitado aclara que la misa del Domingo de Resurrección “tiene la peculiaridad de contar con una secuencia, tipo de canto silábico que exaltaba poéticamente un hecho de especial trascendencia, como ocurre en la de este concierto titulada como Victimae paschali y que relata la escena del sepulcro vacío”.

La recomendación de Eduardo para los asistentes al concierto de la Iglesia de San Juan de Dios es que “es imposible descubrir el canto gregoriano con un solo concierto, pero si cierran los ojos es muy posible que éste les transmita algo trascendental que va más allá de lo que contenga el texto en sí mismo”.

Les invito a descubrir como los compositores del siglo XVI escribían canto llano y polifónico para una misa en un día tan señalado. Eduardo Martínez y Jorge Losana han preparado una velada muy especial que reconstruye para ustedes la celebración de un Domingo de Resurrección.

 

Domingo 16 de abril. 19:30h. Iglesia San Juan de Dios. Día Mundial de la Voz. Concierto Dominica Resurrectionis Ad missam in Die. Voces de la Capilla de San Miguel y de la Cantoría. Directores artísticos: Eduardo Martínez y Jorge Losana. Entrada libre hasta completar aforo.

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por Carlos Escobar

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